El Senador Robert F. Kennedy fue fatalmente herido por tres disparos en Los Angeles aproximadamente a las 12:15 a.m. (hora del Pacífico) el 5 de junio de 1968, y falleció 26 horas después en el "Good Samaritan Hospital".
Se piensa que el asesino convicto, Sirhan Sirhan, inmigrante palestino de 24 años de edad, actuó solo. Un diario supuestamente escrito por Sirhan pareciera atribuir el asesinato del Senador a su apoyo a Israel en la Guerra de los Seis Días. El 3 de marzo de 1969, en una corte de Los Angeles, Sirhan admitió que había asesinado a Kennedy. Sirhan trató de tener un nuevo juicio hasta 1998.
Trasfondo
Como Senador de Estados Unidos por Nueva York, Kennedy se centró en los problemas con miras a lograr reformas sociales; con ello se identificó con la gente de menores recursos y los pobres. Buscó a los miembros de minorías logrando establecer relaciones con muchos de ellos. La tarde en que fue baleado, el 4 de junio de 1968, Kennedy había ganado las primarias presidenciales por el Partido Demócrata en Dakota del Sur y California, teniendo altas posibilidades de lograr la nominación presidencial por el Partido Demócrata para las elecciones de 1968. Poco antes del atentado, Bobby Kennedy si presintió que algún día sería asesinado y como prueba de ello, está lo suiguiente: el temor a que el éxito de Kennedy tuviera el mismo fin que el de su hermano era público y notorio, hasta tal punto de que los periodistas que seguían de cerca la campaña del demócrata aseguraban que éste estaba "dispuesto a llegar hasta el final, aunque no llegará".
"La razón es que alguien le va a disparar. Yo lo sé y tú lo sabes. Tan seguro como que estamos ahora sentados aquí. Alguien está ahí fuera esperándole... y, por favor, Dios, creo que no tendremos un país después de ello", dijo John Lindsay, de Newsweek, según recoge la obra de Clarke.
Lo supiera o no el propio Kennedy, ya era tarde para hacerle cambiar de opinión. Iba directo a hacer historia, pero la maldición de su familia volvió a cruzarse en el camino.
Asesinato
Kennedy se dirigió a sus partidarios un poco después de la medianoche del 5 de junio de 1968, en el salón de eventos del Hotel Ambassador en el distrito de Mid-Wilshire de Los Angeles. Cerca de las 12:15 a.m., él y sus miembros de campaña caminaron a través de la cocina del lugar, saludando a la gente y a los funcionarios del hotel. La cocina estaba llena de gente, y entre la gente apareció un joven de 24 años de edad llamado Sirhan Sirhan, que se paró frente a Kennedy y dijo: "¡Kennedy, hijo de puta!" justo antes de disparar ocho tiros con un révolver Cadet 55-A de calibre 22, contra Kennedy y los que le rodeaban.
El Maître d' del hotel, Karl Uecker, el escritor George Plimpton, el corredor de decatlón y medallista olímpico de oro Rafer Johnson y el jugador de fútbol americano Rosey Grier ayudaron a detener a Sirhan. Grier bloqueó el gatillo del revólver con su pulgar para que no continuara disparando, ya que en la confusión del momento no tenía como saber cuántos disparos se habían efectuado.
Mientras Kennedy yacía en el suelo, el camarero Juan Romero sostenía su cabeza y puso un rosario en su mano. Esta se convirtió en una imagen icónica del asesinato.
Se piensa que el asesino convicto, Sirhan Sirhan, inmigrante palestino de 24 años de edad, actuó solo. Un diario supuestamente escrito por Sirhan pareciera atribuir el asesinato del Senador a su apoyo a Israel en la Guerra de los Seis Días. El 3 de marzo de 1969, en una corte de Los Angeles, Sirhan admitió que había asesinado a Kennedy. Sirhan trató de tener un nuevo juicio hasta 1998.
Trasfondo
Como Senador de Estados Unidos por Nueva York, Kennedy se centró en los problemas con miras a lograr reformas sociales; con ello se identificó con la gente de menores recursos y los pobres. Buscó a los miembros de minorías logrando establecer relaciones con muchos de ellos. La tarde en que fue baleado, el 4 de junio de 1968, Kennedy había ganado las primarias presidenciales por el Partido Demócrata en Dakota del Sur y California, teniendo altas posibilidades de lograr la nominación presidencial por el Partido Demócrata para las elecciones de 1968. Poco antes del atentado, Bobby Kennedy si presintió que algún día sería asesinado y como prueba de ello, está lo suiguiente: el temor a que el éxito de Kennedy tuviera el mismo fin que el de su hermano era público y notorio, hasta tal punto de que los periodistas que seguían de cerca la campaña del demócrata aseguraban que éste estaba "dispuesto a llegar hasta el final, aunque no llegará".
"La razón es que alguien le va a disparar. Yo lo sé y tú lo sabes. Tan seguro como que estamos ahora sentados aquí. Alguien está ahí fuera esperándole... y, por favor, Dios, creo que no tendremos un país después de ello", dijo John Lindsay, de Newsweek, según recoge la obra de Clarke.
Lo supiera o no el propio Kennedy, ya era tarde para hacerle cambiar de opinión. Iba directo a hacer historia, pero la maldición de su familia volvió a cruzarse en el camino.
Asesinato
Kennedy se dirigió a sus partidarios un poco después de la medianoche del 5 de junio de 1968, en el salón de eventos del Hotel Ambassador en el distrito de Mid-Wilshire de Los Angeles. Cerca de las 12:15 a.m., él y sus miembros de campaña caminaron a través de la cocina del lugar, saludando a la gente y a los funcionarios del hotel. La cocina estaba llena de gente, y entre la gente apareció un joven de 24 años de edad llamado Sirhan Sirhan, que se paró frente a Kennedy y dijo: "¡Kennedy, hijo de puta!" justo antes de disparar ocho tiros con un révolver Cadet 55-A de calibre 22, contra Kennedy y los que le rodeaban.
El Maître d' del hotel, Karl Uecker, el escritor George Plimpton, el corredor de decatlón y medallista olímpico de oro Rafer Johnson y el jugador de fútbol americano Rosey Grier ayudaron a detener a Sirhan. Grier bloqueó el gatillo del revólver con su pulgar para que no continuara disparando, ya que en la confusión del momento no tenía como saber cuántos disparos se habían efectuado.
Mientras Kennedy yacía en el suelo, el camarero Juan Romero sostenía su cabeza y puso un rosario en su mano. Esta se convirtió en una imagen icónica del asesinato.
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