Dicen que el saber idiomas abre puertas y para muestra está el guardia de seguridad del hospital Darío Contreras, quien se convirtió en una pieza clave para los médicos que atendían a los heridos del accidente trágico que ocurrió el pasado viernes en la carretera Higüey- La Romana, en la cual hasta ayer habían fallecido 22 personas y varias resultaron heridas.
En medio de la urgencia y la lucha contra el tiempo por salvar la vida a las personas que se debatían entre la vida y la muerte, Renzo Bienvenido Gil Pérez, de 50 años, de repente estaba en la sala de urgencias investigando lo sucedido para así poder ayudar a sus compañeros de labor.
Entre médicos experimentados y enfermeras, el italiano Jean Paulo Melzani, uno de los heridos, trataba desesperadamente de comunicarse con los galenos para que le dieran razón de su hija, la pequeña Francesca Melzani, de 4 años de edad, quien también había sufrido varias lecciones.
Entonces, en ese preciso momento, Gil Pérez, un dominicano que residió durante 20 años en Italia, estaba parado frente al extranjero angustiado y empenzó a hablar en el mismo idioma del hombre, puesto que era el único en toda la sala de emergencia del centro de salud que sabía hablar italiano.
Jean Paulo fue ingresado, junto a su hija a la sala de urgencias tras ser trasladado desde La Romana, donde estuvo a punto de morir junto a otros turistas y dominicanos. Ninguno de los miembros del personal médico podía comunicarse con el herido debido a que no hablaban el italiano.
Gil Pérez dijo que al mes de llegar al país obtuvo el puesto de "seguridad" de la Unidad Maxilofacial del centro sanitario, que lleva ocho meses trabajando en el hospital.
Narró que allí se pasa los días cuidando de los bienes que están en su área. El traductor oficial del Darío Contreras dijo que aprendió a hablar esa lengua mientras estuvo viviendo en ese país, en la actualidad reside en la calle Sánchez 117, en la Zona Colonial, donde vive solo. Su madre Silvia Pérez vive en Italia junto a su hermana.
El director del hospital, Héctor Quezada, reconociendo su valía en ese momento crítico dispuso que "no se moviera del lugar", en el que eran esperados más heridos del trágico accidente en el que 22 personas murieron entre La Romana y La Altagracia.
Esta experiencia hizo notar, de inmediato, la necesidad que tiene el hospital de traumatología de personal multilingüe, sobre todo en un país que se vende al mundo como un paraíso para los turistas.
En los próximos meses, cuando se restablezca Gil piensa volver a Italia a visitar a sus familiares.
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