Los bebés que van en sus carritos de paseo dando la espalda a sus padres sufrirían más problemas emocionales y lingüísticos a largo plazo, según reveló un estudio.
La investigación, que sería la primera en su tipo, halló que los niños que no iban de cara a la persona que impulsa el carrito eran menos propensos a hablar, reír e interactuar con sus padres, comparado con los bebés que sí eran transportados de frente a los paseadores.
Los padres que usaban los carritos "cara a cara" eran dos veces más propensos a hablar con sus hijos, mientras que las tasas cardíacas de los bebés caían y los niños eran dos veces más proclives a dormirse, un indicador de que se sentían seguros y relajados.
"Nuestros datos sugieren que, hoy en día, para muchos bebés la vida en el carrito es emocionalmente pobre y posiblemente estresante", indicó la doctora Suzanne Zeedyk, psicóloga de la Universidad de Dundee, en Escocia, que desarrolló el estudio.
"Los bebés estresados se convierten en adultos ansiosos", agregó la experta.
La investigación fue publicada recientemente por National Literacy Trust.
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