Conducir con resaca es cuatro veces más peligroso que hacerlo sobrio, según un estudio de la Brunel University de Londres, que constata que tras una noche de fiesta es mejor no sentarse ante el volante aunque se esté dentro de los límites legales de nivel de alcohol en sangre.
La investigación, desarrollada por encargo de la aseguradora RSA, señala que aunque los niveles de alcoholemia sean muy bajos o inexistentes, la persona que ha bebido mucho en un periodo no anterior a 12 horas no conduce en plenitud de sus facultades.
Las pocas horas de sueño, el bajo nivel de azúcar en la sangre y la deshidratación producto del alcohol tienen el efecto de convertir a un conductor en un peligro similar al de un conductor bebido. Los autores del estudio eligieron a un grupo de estudiantes cuyas reacciones al volante fueron estudiadas primero en condiciones de sobriedad y después bajo los efectos de una resaca.
Se utilizó para ello un simulador y quedó en evidencia que los ‘resacosos’ condujeron a más velocidad, se salieron con mucha más frecuencia de su carril y cometieron el doble de infracciones, ignorando semáforos en rojo o saltándose señales de “stop”.
Indica el estudio que las personas con resaca conducen a mayor velocidad y que lo hacen como si estuvieran en las nubes y pensando.
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