El Pentágono y la agencia espacial de EE.UU., NASA observaban ayer los escombros dispersos después de la colisión, sin precedentes, de un satélite estadounidense y otro ruso y que podrían causar problemas a la Estación Espacial Internacional (EEI).
La Red de Vigilancia Espacial del Pentágono detectó la colisión, el martes a la hora 04.45 GMT y a unos 790 kilómetros de altura sobre Siberia, del satélite ruso Cosmos 2251 y un satélite de la empresa estadounidense Iridium.
La EEI, un proyecto de 100,000 millones de dólares en el que participan 16 naciones, tiene actualmente tres astronautas a bordo y orbita en una franja de 355 a 390 kilómetros de la Tierra.
La colisión, la primera de dos satélites sin desperfectos, parece haber dispersado el mayor volumen de escombros orbitales desde que China destruyó uno de sus vetustos satélites meteorológicos en 2007 en una prueba de armas espaciales. El ensayo chino dejó unos 2,500 trozos del artefacto dispersos en órbita.
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