Aída Trujillo vive en República Dominicana hace tres meses. Vive sola, compartiendo su tiempo con una computadora por la que cursan dos libros en desarrollo, una novela sobre su padre Ramfis y un trabajo en que expresa sus impresiones sobre los aspectos no conocidos, según ella, de República Dominicana.
Dejó en España tres de sus hijos y un nieto, para tomar la decisión de venir tranquila y anónimamente a instalarse en un apartamento modesto, donde comparte con la gente que la llaman “doña Aída” sin la recarga social que le supone el apellido Trujillo. Es divorciada.
Se levanta en la mañana y hace el ritual de tomar un café mientras mira en lontananza la gente sencilla que pasa presurosa hacia sus labores.
Explica que ha regresado porque era “lo que sentía, y siento, cuando tomé esa decisión, fue que, en algún momento de mi vida, antes de que ésta acabe, tenía que regresar al país que me vio nacer. Y con las consecuencias que resultasen de esa disposición, tan personal. Aunque España también es mi país, la adoro y me siento muy nostálgica, ¡“la tierra te tira”.
Refiere que ha regresado por ser dominicana “ He vuelto por ser eso: dominicana..con todo lo que ello implica. En España yo he sido, y seguiré siendo, española “activa”. Como escritora, seguir escribiendo. ¿Qué más puede pedir un escritor?”.
Al preguntarle como se siente interiormente al estar en su país, responde: “Desubicada y triste por la situación de la gente sin recursos… Pero sin ganas de “tirar la toalla”. Con ganas de aportar algo a esta, mi tierra natal. Además de disfrutar de sus paisajes, su gente, su idiosincrasia tan distinta a la europea…
¿Obra Trujillista?
Su obra “A la sombra de mi abuelo” y el Premio Nacional de Literatura que obtuvo, generó una oleada de rechazo de las Federaciones Patrióticas e intelectuales independientes.
Al respecto indica que su novela se la puede catalogar como “abuelista”, aunque esa palabra no existe en el diccionario de la lengua castellana. Pero, el que la haya leído, sabe muy bien que no es “Trujillista” en absoluto. Nadie ha comentado la carta que le escribo a mi abuelo. Los Federaciones me merecen respeto y entiendo su actitud. Yo en su lugar haría lo mismo. Y a los intelectuales que firmaron el documento, les recomiendo que leen la obra completa, incluyendo la carta. Repito, por enésima vez. A mi abuelo le sigo queriendo. Y, a estas alturas, a pesar de sus pros y de sus contras, siempre le querré. Pero estoy en contra de cualquier dictadura, ya sea de derechas o de izquierdas”.
La Familia Trujillo
Aida Trujillo, que reniega de su abuelo como dictador, no es monedita de oro entre su familia en España.-
“¡No todos me rechazan! Son individuos (la familia no es un aglomerado de pensamientos y sentimientos), como usted, como yo, como todos. Pero, los que lo hacen, como seres humanos que son, con sus propias ideas, tienen derecho a hacerlo. Al principio me dolió. Ahora, lo acepto y no me molesta”.
Indica que una familia es un conjunto de personas que tienen sus propios criterios individuales
Aída Trujillo se hizo bailarina de flamenco y ofreció clases por mucho tiempo en España.
Últimamente era agente de seguros. Una vez que se hizo adulta decidió producir sus ingresos y no disfrutar de la herencia de los Trujillo, afirma.
Sostiene que seguirá aunque sea a la luz de las velas Si no escribo se me va la vida. Y aunque, como hacía en España, me tenga que ganar el sustento por otros medios.
Dice que recibió el Nacional de Novela con gran orgullo,”Lo había ganado con mi esfuerzo de casi once años”
Explica que para escribir la novela se fue vivir de “camping” durante tres años, como conté en mi libro, por voluntad propia.
“Pero la mente es lo único que verdaderamente es libre. Por más que a uno le quieran aprisionar, ya sea física o moralmente, el pensamiento vuela adonde más le place. Diga lo que diga, las personas pensarán lo que quieran. ¡Y están en su pleno derecho!” afirma.
Explica que ha venido sólo con el apoyo del Dios, … “¡lo que ocurra con mi vida contestará mejor que yo a su pregunta! Yo me la formulo cada mañana, con la taza de cafecito dominicano, el mejor del mundo.”
Escribe dos obras
Actualmente desarrolla otra novela testimonial sobre Ramfis Trujillo, su padre. “Sigo en mi línea novelesca, a pesar de que algunos quieran resistirse a la idea de que escribo novela. No soy historiadora ni puedo ser, ni he sido, testimonio, de muchas de las realidades que cuento”.
El otro libro se titula “La otra cara de la República Dominicana”. Es un punto de vista que deseo compartir”.
Escrito por: José Rafael Sosa
(Joserafael.sosa@gmail.com)
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