Como amante del baloncesto, el 15 de junio de este año el niño dominicano Wilson Batista de 13 años, jugaba en un parque de Long Island junto a compañeros de escuela y del vecindario cuando de repente una bala perdida lo impactó en el cráneo.
La fecha se convirtió para él y sus padres - Wilson y Ramona Batista - en un terrible vía crucis de tragedia, dolor y desesperanza, ya que los médicos no daban garantías de que pudiera sobrevivir. Desde el día en que fue baleado, el jovencito estuvo en cuidados intensivos bajo el cuidado de un equipo médico y acompañado por las oraciones de sus familiares.
Hoy Batista está en casa y para él y su familia lo que ocurrió fue un milagro. La madre explicó, señalando la cabeza del muchacho, la trayectoria de la bala que entró por el lado derecho de la cara y se alojó en el cráneo.
Su padre dijo que cuando ocurrió el hecho el primer médico que atendió a su hijo lo remitió a otro hospital, diciéndole que la posibilidad de vida era muy escasa, pero el señor Batista se "agarró" de Dios.
Su esposa sostiene que no hay espacio para el agradecimiento que le tiene a Dios. "Esto ha sido largo y muy grande para nosotros", sostuvo. Tras cinco meses en cuidados intensivos, 30 días en coma y numerosas cirugías, Wilson, ha podido retornar salvo al seno del hogar en el que nació.
Aunque perdió la visión del ojo izquierdo y tiene problemas de movilidad, lo que requerirá de docenas de terapias, su lucidez y facultad mental siguen completas. "El niño puede recordar cosas que yo no y me las dice con punto y coma", explicó la madre.
El estudiante dominicano cayó gravemente herido cuando, según la policía, unos sujetos se enfrentaron a balazos en los alrededores del parque. Tres pandilleros de la peligrosa banda centroamericana Mara Salvatrucha (MS-13) fueron arrestados semanas después del incidente.
El señor Batista sostiene que no guarda rencor contra quienes dispararon y sólo pide que se haga justicia.
El menor dijo mantener la fe en su recuperación para seguir adelante persiguiendo sus sueños futuros. "Gracias a Dios que estoy vivo. Me siento feliz de estar de nuevo en mi casa", dijo.
Los pandilleros acusados regresarán en diciembre a la corte donde enfrentarán cargos no sólo por la balacera de la que Wilson fue víctima, sino además por otros dos asesinatos.
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