El dominicano es una persona que se deja fascinar fácil.
Fascinar, de acuerdo al diccionario, es atraer, seducir, retener la atención. El término viene del latín fascinare, que significa embrujar.
¿Qué cosas le fascinan al dominicano?
Lo que más le fascina al dominicano es un extranjero y si es rubio, mucho más.
En todos lados le abren las puertas, se le recibe como si fuera un embajador y a todos por igual le dicen "americano", esperando que responda el gesto de hospitalidad con unas cuantas monedas.
Por eso, cualquier extranjero que llega aquí es rey.
Otra cosa que fascina al criollo es el lujo y no distingue si es oropel o moneda de buena ley.
Si se ve lujoso se nos van los ojos y el tema domina la conversación por varias semanas. Del mismo modo, no nos gusta que la gente de poder vista sencillamente. Para nosotros, el que hace eso es un tacaño.
Nos fascinan las grandes ligas, quizás por todo lo que tienen de lujo, millones y de realeza deportiva, pero, salvo excepciones, no reconocemos tanto a los jugadores criollos como a los extranjeros.
Lo comprobamos ahora con la visita de una delegación de los Yankees de Nueva York, cuando vimos a los cronistas deportivos rasgarse las vestiduras porque no vinieron "los americanos".
Ni hablar de los autos deportivos caros, las buenas bebidas, aunque todavía algunos beben cognac con Coca cola.
En fin, nos gusta todo lo bueno, pero tiene que caernos del cielo.
atejada@diariolibre.com
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