Las plantas están expuestas a grandes variaciones de temperatura y para acomodarse a estos cambios -provocados por diferencias estacionales o que ocurren incluso entre el día y la noche- ajustan sus patrones de crecimiento.
Ahora, un equipo de científicos británicos descubrió cómo es que lo hacen: identificaron un gen que actúa a modo de termómetro, registrando la temperatura para que la planta responda con el comportamiento adecuado.
Este descubrimiento, dicen los expertos del Centro John Innes en Norwich, en el Este de Inglaterra, puede resultar crucial para aumentar la capacidad de las cosechas de hacerle frente al cambio climático.
Tras estudiar la planta Arabidopsis(bautizada también como el ratón de laboratorio de las plantas) los científicos descubrieron que podían manipular su gen termómetro quitándole la proteína histona.
Cuando le quitaron esta proteína, la planta reaccionó como si estuviese creciendo en un ambiente cálido aunque las temperaturas en el laboratorio fuesen bajas.
Rendimiento
"Este proyecto busca manipular las semillas de forma que puedan adaptarse al cambio climático", le explicó a BBC Mundo Philip Wigge, uno de los líderes de la investigación.
"Para 2030 el mundo necesitará 50% más de alimentos debido al aumento de la población. Y si tomamos en cuenta que cuando los veranos son muy calurosos el rendimiento de las cosechas se reduce entre 2,5% y 15% por cada aumento de 1ºC, alcanzar este objetivo será un gran desafío", señaló Wigge.
Por esta razón, el experto cree que no hay tiempo para mejorar los cultivos a través de la hibridación, un método que la humanidad practica desde hace miles de años, y que la ingeniería genética es la alternativa.
La vía que propone Wigge es para muchos objeto de crítica.
"Personalmente, cualquier solución milagrosa a un problema que no será fácil de resolver me parece sospechosa", le dijo a BBC Mundo Patrick Holden, director de la Asociación de Suelos, una organización británica sin fines de lucro que promueve las prácticas orgánicas.
Por otra parte, "creo que la influencia que los cultivos genéticamente modificados sobre la salud de quien los consume, así como el daño al medio ambiente y la contaminación cruzada son razones suficientes como para no implementar la ingeniería genética en la agricultura", agregó Holden.
Los expertos de Norwich son conscientes de la polémica que rodea a los cultivos genéticamente modificados, por eso señalan que aunque sea un opción muy atractiva desde el punto de vista científico, es "importante contar con el consenso del público" antes de utilizar las semillas comercialmente en un ambiente no controlado como lo son los laboratorios científicos.
Especies silvestres
En un terreno menos polémico, el experimento brinda información de gran utilidad para la preservación de las especies silvestres.
En muchas regiones del planeta, las plantas han iniciado un éxodo hacia zonas más elevadas y por ende menos calurosas.
"Ahora que conocemos los mecanismos por los cuales la planta siente la temperatura, podemos predecir, sabiendo si la planta en cuestión es más o menos sensible a la temperatura, si se adaptará o se verá en dificultades por el cambio climático", le explicó Wigge a BBC Mundo.
Para los ecologistas, añade, "es una información muy útil, porque hasta el momento no tenían herramientas moleculares para anticipar cómo reaccionarán los diversos ecosistemas".
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