Las esposas de los soldados asignados a Irak y Afganistán son más propensas a padecer enfermedades mentales que aquellas cuyos maridos no sirven en la guerra, según un estudio universitario.
Los investigadores de la Escuela Global de Salud Pública Gillings de la Universidad de Chapel Hill en Carolina del Norte examinaron el historial médico de más de 250.000 cónyuges de efectivos activos del ejército estadounidense que recibieron asistencia entre 2003 y 2006.
Cerca del 31 por ciento fueron esposas que no tenían a sus maridos en servicio durante ese periodo de tiempo, mientras que el 34 por ciento sí estaban en acción militar entre uno y 11 meses, y el otro 35 por ciento por más de un año.
Aunque los tres grupos eran muy similares en la cantidad de entrevistadas, el estudio encontró que el 36 por ciento de las mujeres con esposos en la guerra fueron diagnosticas con al menos una condición mental.
Mientras que el grupo de cónyuges con maridos en bases militares sólo 30,5 por ciento.
"Este estudio confirma lo que la gente ha sospechado por mucho tiempo", afirmó Alyssa Mansfield, autora del estudio.
"Las mujeres están sufriendo las tensiones de las acciones militares. El resultado es más depresión, estrés, y muchas noches de insomnio", enfatizó.
Mansfield apuntó que las compañeras de soldados en guerra temen por la seguridad de sus seres queridos, deben enfrentarse a los retos que conlleva el mantener un hogar, hijos, y las tensiones que generan en el matrimonio los largos periodos de separación.
Para Zumarie Ramírez, cuyo esposo estuvo en Irak por 17 meses, lo más difícil de este tiempo fue la ansiedad constante que padecía por no poder comunicarse con él y saber si se encontraba a salvo.
Ramírez, quien vive en Charlotte, la ciudad más grande de Carolina del Norte, cría sola a una bebé de siete meses y una hija que comienza la universidad porque su esposo todavía está activo en el ejército entrenando a otros soldados en una base de Carolina del Sur.
"No caí en depresión ya que estaba trabajando pero sí sentía una gran tristeza. Lloraba bastante. La casa se sentía muy vacía sin mi esposo", comentó hoy a Efe Ramírez.
Según Mansfield, los hallazgos del estudio podrían ayudar al alto mando militar a diseñar planes de salud mental y no solamente a nivel de tratamientos sino también para grupos de apoyo y prevención.
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