UNA PLAYA PARA EL TURISMO CAPITALEÑO

Las playas son el gran caramelo de nuestro turismo. Pero nuestra capital no las tiene, lo cual es una gran desventaja en el mercado turístico. Si esta situación pudiese cambiar en el mediano plazo, Santo Domingo se convertiría en el segundo más importante polo turístico después de Bávaro-Punta Cana.

El tema de la creación de playas artificiales en el litoral capitalino es viejo. Durante la gestión de Peña Gómez como síndico (1982-1986), ese proyecto estuvo muy sobre el tapete. La intención entonces era dotar a la ciudad con una opción atractiva de recreación para la población, además de atraer el turismo extranjero.

Tal vez por razón de ese interés, la compañía francesa Sogreah elaboró en 1987 un anteproyecto para habilitar la playa de Sans Soucí. Esa playa fue creada cuando, en época de Trujillo, se erigió el espigón protector para el estuario del río Ozama y su puerto.

La Sogreah esbozó un proyecto que incluía las obras requeridas por la playa y otras obras en tierra (boceto adjunto). Ahí la playa era el epicentro de un complejo de edificios que se ubicarían en el espigón mismo y en el saliente de costa que le queda al Este. Estas obran incluían hoteles, una marina y un centro de convenciones.

En relación a la playa, la Sogreah produjo cuatro alternativas de solución para proteger el área de baño del embate de las olas. Estas fueron discutidas localmente con un grupo de expertos y se seleccionó la mejor. Todas, sin embargo, contemplaban la construcción de tres espigones o rompeolas frente a la actual playa con separación de espacio entre uno y otro.

Lo que comprobó el estudio de la Sogreah fue que la ampliación y uso de la playa de Sans Soucí es perfectamente posible. Además, que el costo de habilitarla para el baño y la recreación era aceptable (US$17 millones en ese entonces). La pendiente de la playa, sin embargo, no sería tan suave como la de Boca Chica.

Los corrillos turísticos han reportado otros proyectos para crear playas la capital. Hubo uno de una firma local de arquitectos que no se ha podido revisar. Pero la más reciente visualización de estas playas fue la plasmada por el Grupo Acciona de España en el contexto de su proyecto de Isla Artificial (www.novomundoxxi.com).

Ese proyecto contempla la creación de un lago entre el litoral y la isla. La isla misma discurriría desde la hoy Plaza Juan Barón hasta el Centro de los Héroes, evitando la contaminación con obras de saneamiento ambiental que incluyen emisores marinos en su extremo Oeste. Se bombearía agua fresca desde el extremo Este del lago, la cual saldría por unas compuertas del extremo Oeste.

Las tres playas visualizadas estarían ubicadas en las inmediaciones del Hotel Meliá, en Güibia y frente al restaurante Vesubio. Puesto que las aguas del lago no serían contaminadas por las corrientes del Ozama, las actividades recreacionales acuáticas serían factibles, incluyendo el baño.

Apena que el proyecto de la Isla Artificial esté hoy en un limbo jurídico. Aunque aprobado por el Congreso, el Poder Ejecutivo desistió del mismo para apaciguar a una opinión pública crispada por los rumores de turbios manejos. De ahí que hoy no exista otro proyecto que no sea el anuncio del ADN para rehabilitar, de manera todavía no especificada, la playa de Güibia.

Aunque loables, estas pretensiones son financieramente inviables en el mediano plazo. Los recursos necesarios deberán provenir del Gobierno central y las perspectivas fiscales no son buenas en el corto plazo. Además, el proyecto de Güibia no lograría acabar la contaminación.

Las posibilidades de que Santo Domingo pueda contar con playas son inciertas. La actual de Sans Soucí ha sido concesionada a la compañía (Vicini y otros) que están ahora creando el puerto madre de cruceros. Pero se reporta que no planean acometer ningún proyecto en relación a esa playa, por lo menos en el mediano plazo.

Huelga decir que a la ciudad le convendría mucho tener playas. La afluencia de cruceristas y de turistas de Bávaro-Punta Cana será enorme con el desarrollo del puerto madre y de la autopista El Coral. También conviene tenerlas para hacer más viable el Centro de Convenciones, un proyecto dormilón de activa necesidad.

La opción más a la mano sería la de que la Asociación de Hoteles de Santo Domingo y el Grupo Vicini se abocaran a desarrollar la playa de Sans Soucí. La primera podría convencer a la segunda de que el beneficio seria mutuo. Y si bien una pendiente pronunciada no gustaría mucho a los capitalinos, también ellos podrían acceder aunque tengan que pagar.



De Juan Llado
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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