A 10 días del terremoto y el tsunami que devastaron a la zona centro sur de Chile los efectos colaterales de la catástrofe siguen apareciendo, y uno que preocupa a muchos es la drástica disminución de la oferta de cerveza en la capital Santiago y sus alrededores.
El movimiento de 8,8 grados en la escala de Richter no tuvo distinción para hacer sentir sus efectos y las dos máximas compañías cerveceras del país vieron afectadas sus plantas en Santiago, disminuyendo su capacidad productiva.
Así, Cervecera CCU y Cervecería Chile no pudieron mantener los niveles que las transforman en abastecedoras de casi el 90% del mercado y la alarma empezó a cundir entre los distribuidores, comerciantes y consumidores.
"Realmente la distribución no ha sido buena y nos avisaron que por favor vendiéramos pero tratáramos de hacerla durar. Puede que nosotros nos veamos complicados", le dijo a BBC Mundo Pablo Villalba, dueño de la botillería El Cielo, una de las más reconocidas de Santiago.
El Cielo trabaja sólo con las marcas de Cervecería Chile -menos afectada que CCU- y por eso no ha tenido tantos problemas, aun cuando sus encargados saben que al actuar también como proveedores al por mayor pueden llegar a tener inconvenientes si es que la oferta no se normaliza.
El caso de esta gran distribuidora se repite en otros expendios más pequeños, como una botillería de barrio en que igualmente debieron extremar recursos para no ver sus refrigeradores vacíos.
"Está muy complicado porque sencillamente no nos llegó. Nosotros pudimos comprar por nuestra parte, compramos 200 cajas, y lo que queda es lo que se ve ahí, cuatro cajas más lo que está en los coolers. Nada más", le relató a la BBC Ignacio, encargado del negocio.
Sed y preocupación
Según el último estudio de la Asociación de Productores de Cerveza de Chile (Acechi), en el país el consumo promedio por persona es de 36 litros al año. Pero cuando las temperaturas siguen por sobre los 30 grados en Santiago, basta recorrer los barrios bohemios para constatar que esta cifra se queda corta.
Prácticamente a cualquier hora las mesas apostadas sobre las veredas del barrio Bellavista están con gente comiendo y bebiendo casi exclusivamente cerveza, aunque el panorama ha ido cambiando tras el terremoto del 27 de febrero.
La escasez se hizo sentir en los locales y los esfuerzos para mantener los stocksderivaron en un alza de precios, según le explicó a BBC Mundo Nelson Bustos, propietario del local Persefoné.
"Los clientes no han tenido problemas, la única diferencia es que suben los costos en todas partes, y de por sí se está jugando con los precios. Uno está comprando a minoristas, ellos son revendedores, por ende uno compra más caro y tiene que vender más caro", indicó.
Esta situación llevó a que botellas de un litro que valían entre $990 (unos US$2) y $1.500 (unos US$3) subieran en forma pareja a los $2.000 (unos US$4), con el consiguiente impacto para los clientes.
"La pérdida de ellos no es culpa de nosotros, si es escasez, es de ellos, y nosotros no tenemos que pagar el precio de su derrumbe", criticó Esteban.
"Al final estamos todos sufriendo por la cuestión", se lamentó por su parte Miguel.
No se va a acabar
En Cervecería Chile aún no tienen una fecha exacta para normalizar su funcionamiento tras ver inutilizada la máquina para lavar envases, pero se estima que con apoyo desde Argentina la producción puede ir normalizándose.
En tanto, Cervecera CCU Chile informó este martes mediante un comunicado que empezó a aplicar un plan de contingencia que incluirá duplicar la producción de la planta en Temuco (a unos 677 kilómetros al sur de Santiago) e importar cerveza desde CCU Argentina.
Cincuenta camiones ya viajaron desde el país vecino a Santiago, y en la gerencia de asuntos corporativos de la compañía estiman que la producción normal se retomará en un plazo de "dos a tres meses".
Por lo pronto, "la cerveza no se va a acabar", según dijeron a la BBC.
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