La expresión "whisky" tiene su origen en la palabra gaélica, idioma Celta hablado en Escocia, "ussge beatha" o "usque baugh" que significa " agua de la vida". El Whisky, en Escocia se destila desde hace centenares de años. Se cree que fueron los monjes misioneros cristianos quienes pudieron llevar el arte de la destilación al país, pero nunca se ha probado que los granjeros de las tierras altas no descubrieran ellos mismos como destilar aguardientes de sus excelentes cebadas.
Esta bebida es originaria de Escocia, si bien se elabora en países como Irlanda, Estados Unidos, Canadá y otros. La diferencia en sabores de los whiskies elaborados en distintos países se debe a las variantes en los métodos de producción, tipo y características de los cereales y principalmente debido al tipo de agua empleada para su elaboración. Por ejemplo en el whisky escocés se emplean aguas de deshielos que provienen de formaciones rocosas de granito colorado. Debido a esta razón, la mayoría de las destilerías se encuentran en los lugares que se han instalado, dado que el agua de que disponen es de deshielos en algún tipo de formación rocosa. La mayor parte del whisky de malta escocés se usa para la fabricación de whisky escocés combinado.
El whiskey irlandés es más suave, sedoso y redondo que el escocés. El whiskey de Estados Unidos se caracteriza por el hecho de que los diferentes obtenidos entre el centeno, el maíz (el término bourbon se aplica al whisky de maíz sin mezcla), la cebada y, ocasionalmente, el trigo, así como por el fuerte aroma a vainilla que adquiere el whiskey durante su maduración en barriles de roble nuevo quemados.
La elaboración del whisky comienza con la limpieza de la cebada, luego se la moja con agua dejándola que germine durante alrededor de 15 días. A continuación se le lleva a los hornos para secarla, donde la cebada adquiere sabor ahumado, usándose un carbón vegetal llamado turba. Luego se la muele, se la mezcla con agua caliente y se la vierta en cubas donde los azucares se convierten en mosto que se retira para su fermentación.
El mosto es luego enfriado y colocado en grandes piletones donde se deja fermentar con levadura, convirtiéndose en un líquido con bajo contenido alcohólico llamado "wash". Historicamente el "wash" se destilaba dos veces en alambiques de cobre, de la primera obteniendo un líquido llamado "low wine" que tras la segunda destilada producía aguardiente. Una vez añejado, la concentración alcohólica del líquido se reducía agregando agua destilada, para luego filtrarla y embotellarla.
Existen diferentes tipos de whisky: el de Grano se elabora con cebada o maíz no malteados, sometidos al vapor durante más de tres horas, para posteriormente mezclarse con cebada malteada y proceder a su destilación; el de malta que se obtiene remojando la cebada durante varios días y luego se esparce sobre suelo seco para que germine. Se dejan marchitar las raíces y la cebada ya malteada, procediendo a meterla al horno donde se seca con el aire caliente. Con este proceso, el Whisky Escocés adquiere un toque ahumado y el blend es el resultado de la combinación de diferentes whiskies de malta y grano, en una proporción de 40% y 60% respectivamente. De esta combinación nace un whisky con sabor y aroma constante, dicha mezcla se lleva a cabo en barricas de grandes dimensiones para conseguir la mezcla óptima de los ingredientes. El Whisky Blend puede ser de dos tipos el standard que tiene un envejecimiento de mínimo de tres años y el blended de Luxe que tiene una mayor proporción de Malta y envejece a partir de ocho hasta 20 años.
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