Desde hace ya más de 40 años montamos una Feria del Libro que, a mi juicio, análisis y resumen, no ha fomentado la lectura, no ha fomentado la cultura, no ha motivado a verdaderos nuevos valores literarios (salvo excepciones), no ha masificado el conocimiento…Estas diferentes versiones de la fallida Feria del Libro no contribuyen a integrar a la juventud al conocimiento, no propician la tertulia casera, no aúpan las publicaciones, no crean aumentando los lectores, ya que son los mismos lo que compran libros.
Estas más de 3 décadas de Feria del Libro han servido, más que para energizar la bibliomanía, para hacer de cada versión un “can”, un picnic, un paseo, una chercha, un encuentro casual, una buena caminata para hacer ejercicios, unas horas para tomar sol sin ir a la playa…
Y también, han servido por casi 3 (generaciones para comer la llamada “comida basura” (¿y es tan mala?), para beber refrescos gestores de úlceras, gases, colitis y peorradas.
No he terminado: los precios de los libros siguen igual de caros (y hasta más caros que en las librerías normales), como bien denuncia el propio ministro de Cultura, brillante intelectual, acertado escritor y figura que distingue la cultura nacional: doctor José Rafael Lantigua.
Y sigo, (después de tan merecida coba): la Feria del Libro es un ejercicio burocrático, una rutina anquilosante, una pérdida de tiempo, una botarateria de millones, una labor sin autocrítica, una fiesta no del libro sino de la superficialidad.
Después de cada versión, no hay una reunión amplia, responsable, auscultadora, analítica, autocrítica, científica, evaluativa, creativa, ponderación a fondo de los pros y los contras, etcétera.
Para el auténtico lector, para el verdadero amante de los libros, para los jóvenes que quieren ser lo antes dicho, para el que sabe lo que es una verdadera Feria del Libro, en nuestro país estamos muy lejos de avanzarlo.
Lo que hay que hacer, entre otras cosas, es crear bibliotecas en las gobernaciones provinciales, en los ayuntamientos, en los viceministerios que funcionan a nivel nacional, en los clubes deportivos, en las organizaciones culturales, etcétera.
El asunto es crear bibliotecas móviles, organizar charlas y conferencias por todo el país, establecer cines móviles para ver y debatir, un largo etcétera.
Mientras tanto, 40 años de Feria del Libro representan 30 años desperdiciados y millones tirados al zafacón.
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