Un médico se enamoró y decidió casarse con una mujer del campo, sin mucho estudio ni modales.
Un día, la llevó a cenar a casa de sus padres; en medio de la cena, ella se levantó y dijo:
¡Ya vengo!, voy a orinar.
El hombre, muy avergonzado, esperó hasta regresar a casa y le dijo que debería aprender a ser más discreta, que la próxima vez que necesitase ir al baño, dijera "con permiso, voy al tocador".
Una semana después, durante otra cena, la joven se levanta y dice:
Con permiso, voy al tocador.
Los presentes no dicen nada y su esposo, muy contento, le dice a ella:
Mi amor, no te tardes...
No te preocupes... y si me tardo un poco, es porque estoy cagando.
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