FUTBOL O NOVELAS, DEBATE AFRICANO

El Mundial de Sudáfrica no sólo se disputa en los grandes estadios sino también en un lugar mucho más íntimo, el salón de casa, donde cada día los miembros de las familias africanas luchan por el control del mando a distancia para escoger entre el fútbol y las telenovelas sudamericanas.

Cuando la hora de un partido coincide con la de una telenovela de éxito empiezan los gritos en hogares del África noroccidental, donde este tipo de programas son muy populares.

"¡Se arma una buena!" reconoce Fatou Konate, una senegalesa de 49 años, junto a sus hijas de 18 y 26 años, que le dan la razón.

"Cada vez que hay fútbol en la tele, hay pelea. Los chicos quieren ver la cadena donde ponen el fútbol y nosotras la película, siempre hay peleas" reconoce.

En este barrio popular de las afueras de Dakar, el sol de mediodía parece hacer más lentos los pasos de los transeúntes, al tiempo que se oyen los balidos de algunos corderos mientras, en el interior de las casas, se empieza a preparar la cena.

Muchas mujeres, principales seguidoras de los 'culebrones' en el país, admiten que las telenovelas sudamericanas, con sus pasiones amorosas y traiciones familiares sin fin, son muy adictivas.

Hasta el punto que "cuando empieza la serie, no se puede continuar con las tareas domésticas", explica la señora Konaté, completamente insensible al suspense que puede crear un partido de fútbol de un Mundial, más aún si no hay equipos africanos que juegan.

En su casa, las mujeres son adictas a una novela venezolana que, igual que otras provenientes de Brasil, Colombia o México, mantiene en vilo a millones de telespectadores en los países del África occidental francófona.

Con sus argumentos llenos de sorpresas y en donde se ponen al descubierto grandes desigualdades sociales, los culebrones seducen a muchísimas senegalesas, incluso a las que no hablan francés para entender el doblaje.

"El poder, el amor, la traición, la pobreza, la venganza son temas que también encontramos cada día en nuestra vida cotidiana", explica el director de programas de la cadena privada senegalesa 2STV, Jean-Louis Kahoury.

"Sea cual sea la historia que se cuenta, siempre hay un fondo social, que atrae", asegura.

Para muchos hombres, al contrario, las novelas sólo tienen efectos negativos. El profesor de francés Mohamed Kounta Danfakha, de 43 años, afirma que las mujeres más sensibles buscan "intentar vivir exactamente como la gente que ven en la tele".

"Esto crea muchos problemas en la vida de pareja y da delirios de grandeza a las mujeres, que quieren tener un nivel de vida como el de sus ídolos, pero no tienen", añade.

En la vecina Guinea Bissau, la adicción de Jacinta Seidl le llevó a romperse una pierna, asegura su marido. Ante la adicción de su mujer, que "prefiere no comer antes que perderse su serie", Sidy decidió vender el televisor.

Pero ella siguió viendola, pagando un euro al día en un video club, donde un día se cayó una pared que le rompió la pierna.

En Senegal, los aficionados por el Mundial suelen ganar contra las partidarias de las telenovelas.

"Hay peleas entre nosotros, pero siempre ponemos el partido", dice Ismaila Diedhou, un pescador de 25 años.

Su hermana Aicha Sy, de 18 años, reconoce su frustración. "Me molesta muchísimo verlos mirar un partido. Me peleo con mi hermano para cambiar de canal y ver la serie, ¡la verdad es que me encanta!", reconoce.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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