
Como si hubiera sonado “el pito de las doce”, el reloj biológico ha emitido una señal: a comer. El trabajador devora con visible gusto su manjar y procura que el caballo, fiel compañero, haga lo mismo. La escena fue captada en las cercanías del mercado de Villa Consuelo.
Foto Jorge González
Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario
Publicaciones Relacionadas
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.