Viven en Santiago y ella le expresa su amor a través de El Nacional
Con gran expectativa, curiosidad, jocosidad e intriga han seguido lectores de El Nacional las demostraciones de amor de una mujer santiaguera hacia su amado, a través de cuatro espacios pagados.
La mujer, muy joven y de holgura económica, se identitica con el seudónomo de Chocolate.
Usa las páginas de El Nacional para declarar y reafirmar sus sentimientos debido a la dificultad de comunicación y los enredos que caracterizan esa relación amorosa, porque se trata de “un amor imposible”. Los dos protaganistas son casados.
A través de estas página la mujer enamoró al hombre, se peleó y luego se reconcilió con él, que también es joven.
La primera publicación fue hecha el 12 de junio en la que “Chocolate” declara a su amado que “tenemos tanto en común, que hasta la fecha de vida es igual. Recuerda, simplemente llegué a tu vida por una razón, la cual no sabemos. Sólo sé que te amo”.
Tres días después, el 15 de junio, aparece una segunda comunicación en la que Chocolate expresa: “Cuqui, sé que estás muy ocupado. Te amo, mas vale mucho para mí, no lo dañes. Eres tú, sólo tú , mi chocolate”.
“Los dos están muy enamorados, pero tienen la dificultad de que tienen sus respectivas parejas”, afirma la licenciada Johanna Benoite, la ejecutiva de ventas de El Nacional a cargo de las publicaciones.
Benoite agrega que “ellos tienen problemas porque él es muy celoso. Por eso ha planteado terminar la relación. El ha querido terminar esa relación, pero sigue queriéndola”.
El 29 de junio, una tercera publicación indica que la relación no anda bien, pues Chocolate escribe que “hay un punto donde das tu corazón y honestamente, no mereces ser pisoteado como una basura”.
Benoit cuenta que cuando el hombre leyó esa comunicación reaccionó y llamó a la mujer para excusarse y pedir perdón.
“Ellos hablaron, se contentaron y la relación volvió a renacer”, relata.
La reconciliación provócó que Chocolate publicara un tercer espacio pagado en el que afirma “estoy más enamorada de ti. Hoy veo que mi felicidad eres tú, sólo tú”.
Agrega que “gracias a nuestro Dios porque nos hemos perdonado. La verdad, mis ojos miran por ti. Perdón por todas mis faltas. Hoy simplemente seguirás siendo más que mi Chocolate, mi todo. Luis, tuya por siempre, tu terremoto”.
Esta última comunicación está firmada con las iniciales RP, como una señal de que la mujer comienza a identificarse.
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