ORIGEN DE LA FRASE "Y SIN EMBARGO SE MUEVE"

Tradicionalmente se ha creído que la frase "Y sin embargo se mueve" o "Eppur si muove", fue pronunciada por el astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano Galileo Galilei, como arrepentimiento luego de haberse tenido que retractar ante la Santa Inquisición, después de que ésta lo condenara el 22 de junio de 1633, a prisión domiciliaria de por vida. Sin embargo, algunos autores niegan que Galileo dijera tal frase, ya que la Iglesia no condenó a Galileo exactamente por decir que la Tierra se movía, sino por tratar de apoyar esta idea interpretando a su arbitrio ciertos textos bíblicos, lo que lo hizo entrar en contradicción con la situación de la época. En realidad, la frase que se le atribuye a Galileo no consta en ninguno de sus escritos ni en la transcripción del juicio que le siguió la Inquisición por haber apoyado la teoría heliocéntrica del astrónomo polaco Mikolaj Kopernik o Nicolás Copérnico, en su libro "De Revolutionibus Orbium Coelestium" ("De las Revoluciones de los Orbes Celestes"), escrito a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-32) y que fue publicado póstumamente en el año 1543. En esta obra, Copernico sugiere que el modelo del sistema solar de Ptolomeo, con la Tierra en el centro y los planetas, el Sol y la Luna dando vueltas alrededor de ella era incorrecto. Entre las tesis esbozadas por Copérnico estaba que los movimientos celestes son uniformes, eternos, y circulares o compuestos de diversos ciclos (epiciclos); que el centro del universo se encuentra cerca del Sol, que orbitando el Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter, Saturno; que las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbitan alrededor del Sol y que la Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación anual de su eje. La Iglesia de entonces se sentía particularmente atacada por el libro de Copérnico porque suponía que "el centro de la creación era el hombre y la Tierra", así que intentó que un astrónomo, con reputación intachable como "sabio" y fiel a la Iglesia, como Galileo Galilei pudiera demostrar que Copérnico estaba equivocado. Empero Galileo, en lugar de presentar sus teorías como hipótesis, las expuso como hechos comprobados en apoyo del libro de Copérnico, a pesar de que la teoría del movimiento de la Tierra no se demostraría científicamente como un hecho sino hasta 1748, y más tarde, con el péndulo de Foucault en 1851.

Aunque los escritos de Galileo habían pasado el filtro de los censores, se le acusaba de haber propuesto una reinterpretación de la Biblia en aquellos versículos que, según él, habían quedado refutados con sus hipótesis astronómicas abandonando así el campo estrictamente científico, para adentrarse en el terreno teológico, afirmando que la Biblia no estaba pensada para hablar sobre teorías científicas.


De Annet Cárdenas
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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