Escrito por: Renaldo Bodden
Ahora que viene la pelota dominicana, y a propósito de la fatiga extrema, los fanáticos deben tener agradecimiento eterno a Miguel Tejada.
Cualquier jugador desde que agota dos turnos -y hasta antes- o da par de tablazos en Grandes Ligas se olvida del béisbol dominicano.
Tejada, en el año 2002, fue Jugador Más Valioso jugando para los Atléticos y estaba inmerso en una jornada de juegos consecutivos que culminó en 1,152 y ese mismo año se enfundó en la franela de las Águilas y asistió a la Serie del Caribe, algo sin precedentes.
Claro, no iniciaba jugando -el colmo fuera-, pero cuando entraba no salía más, llegando a desafiar la firma de jugosos contratos propios de su investidura, así como de “sugerencias” de sus gerentes y agentes en los Estados Unidos.
Con frecuencia era el jugador de mayor jerarquía en la Serie del Caribe y todo el mundo sabe lo fuerte que todavía juega, no baraja. Otros, y siempre llega el nombre de Tony Peña, también han jugado de manera consistente en la pelota local, pero nadie como él.
En los últimos años no ha jugado, pero las Águilas siempre tienen la esperanza que lo haga. ¡Ojalá! Si finalmente se retiró de la pelota local merece un homenaje permanente.
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