Escrito por: César Mella
(cesarm2@codetel.net.do)
Se ha dicho que derramar lágrimas (respondiendo a una emoción positiva o negativa) es un fenómeno neurofisiológico exclusivo de los seres humanos.
¿Cuántas personas en el día de hoy han llorado o llorarán?
El llanto con sacudidas respiratorias y sonidos especiales suele asociarse a la infancia, “lloró como un niño” dicen refiriéndose a Pedro cuya novia le notifico abruptamente el fin de su relación.
Las mujeres lloran con más frecuencia que los hombres.
No sé a que se debe lo anterior. Lo cierto es que nosotros retenemos las emociones y existe una expresión machista que escucho desde mis primeros años: “los hombres no lloran”.
El psicólogo español Antonio Molina ha dicho que “Llorar en distintos momentos es un proceso natural, lógico y recomendable para descargar emociones y aminorar ciertos sentimientos y constituye una respuesta adaptativa de nuestra especie”.
Existe una conexión entre el aparato lagrimal y el cerebro mediante el cual esa secreción salina acuosa aparece con o sin lamentos ante un recuerdo; ver una escena impactante, o ante el éxtasis que produce un orgasmo.
Una risotada que oprime el aparato lagrimal nos hace expulsar lágrimas, “Me gustó tanto ese chiste que lloré”.
Se ha demostrado que las lágrimas producto de una depresión, de la tristeza y el dolor físico son diferentes en su composición química que las que se producen asociadas a emociones positivas.
Darwin hace muchos años había dicho que el llorar es una forma de llamar la atención.
Los psicoterapeutas comprueban a diario que “lo que se cuenta” en medio de un llanto fuerte, tiene valor para descargar y mejorar el paciente.
La gente que no llora la partida de un ser querido “se queda como intoxicado”, de ahí que una de las recomendaciones que hacen los especialistas en duelo, es como sigue: “Vaya a la tumba de su madre, llore todo lo que pueda y despídala”…
¿Qué hacer?
Reconozca que el llorar es saludable en la mayoría de las circunstancias.
2.- Aprenda a reconocer sus emociones, pero no reprima el llanto.
3.- Practique verbalizar sus emociones, eso ayuda mucho.
4.- El que “llora por cualquier cosita” debe ser analizado pues esa incontinencia emocional puede traducir un problema.
¡A llorar se ha dicho!, diría el pueblo y si es un hombre
“llorando y pidiendo perdón a la mujer herida”, mucho mejor.
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