Pasaron diez años y medio antes de identificar los culpables, pero ayer una corte francesa dictaminó quiénes fueron.El avión Concorde se extinguió y con él desapareció el transporte supersónico de pasajeros. Su vida fue breve, pues entró en servicio en 1976 y fue retirado en el 2003.
Inglaterra y Francia se pusieron de acuerdo para desarrollarlo y producirlo, pero como sólo 20 unidades fueron construidas, su costo unitario fue tan alto que sus principales compradores, British Airways y Air France, tuvieron que ser subsidiados por sus respectivos gobiernos.
Operarlo era también problemático, por su alto costo de combustible y limitada capacidad de asientos y carga, a lo que se añade que su nivel de ruido excedía el máximo permitido en muchos aeropuertos.
El golpe de gracia sobrevino el 25 de julio del 2000, cuando un Concorde de Air France cayó poco después de despegar de París, muriendo todos los 100 pasajeros y 9 tripulantes, más 4 personas en tierra. La causa se atribuyó a la ruptura de una goma, cuyos residuos golpearon el tanque de combustible en el ala, provocando una fuga que se incendió.
La única evidencia fue una pieza de metal encontrada en la pista. El tribunal dictaminó que esa pieza fue la causa del desastre y que se desprendió de un avión DC-10 de Continental Airlines que acababa de despegar. Y dio su veredicto: homicidio involuntario por parte de Continental y la persona que soldó la pieza.
El dictamen abre la puerta a demandas judiciales millonarias, que según la corte recaerán en un 70% sobre Continental y 30% sobre la empresa hoy dueña de la fábrica donde se construyó el avión accidentado.
Por orden de la reina Isabel, las luces del castillo de Windsor fueron encendidas para que los pasajeros del último vuelo del Concorde, en octubre del 2003, las vieran desde el aire, honor que se reserva para los jefes de Estado.
gvolmar@diariolibre.com
De Gustavo Volmar
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