Familia se convierte al mismo tiempo en abuelo y abuela, y madre y padre
SAN JUAN, Puerto Rico. (primerahora.com). ¡¿Cómo?! ¡¿En serio?! El drama de la sala de parto era merecedor de un libreto hollywoodense.
Allí no faltaron las lágrimas, los nervios, los gritos, la desesperación, el humor y, sobretodo, el amor.
Miembros de una familia se convertían, al mismo tiempo, en abuelo y abuela y madre y padre, mientras un hermano desesperado parecía querer dividirse en dos para poder estar presente en el nacimiento de su sobrino, sin perderse el de su segunda hermana.
¿Suena complicado? Lo es, pero no tanto.
El pasado jueves 20 de enero, Mónica Hernández, de 37 años de edad, dio a luz a Raymelis Deliz Encarnación Hernández, mientras su hija mayor de 20 años de edad, Verónica Encarnación, alumbraba a su primogénito, Carvin Yael Rivera Encarnación.
A las 2:22 de la tarde nació Raymelis Deliz; ocho minutos después, a las 2:30, se escuchó el llanto de Carvin Yael.
Pesaron lo mismo: ocho libras y seis onzas.
“¡Mira, pesaron lo mismo!”, dijo Romiel Encarnación al conocer el peso de su sobrino y, además, el de su hermana.
Su “papel”, en esa “escena de película”, era comiquísimo. Dicen que el chico de 19 años de edad “corría de un lado a otro” con una cámara fotográfica.
Es que estaba muy emocionado.
“Nadie tiene el privilegio de ver a su mamá embarazada, ver a su mamá como tenía a uno en su barriga”, expresó Romiel.
También hubo tensión. Poco tiempo antes de los alumbramientos, Mónica caminaba angustiada -por instrucciones médicas- por los pasillos de maternidad del Hospital de Área de Carolina mientras escuchaba los gritos que los dolores de parto provocaban en su hija.
Sólo quería estar con ella para “sobarla y consolarla”, pero no podía; ella tenía que estar pendiente a Raymelis Deliz, su tercer alumbramiento.
Luego, el personal del hospital las ubicó en el mismo cuarto, donde sólo las dividía una cortina, pero cuando la madre veía con dolor a su hija, se arrepentía y pedía que le cerraran la cortina.
Una vez en recovery, las dos se miraron y rieron. “Yo decía: ‘Qué locura’”, comparte Mónica con Primera Hora, ya en la comodidad de su hogar en Carolina.
Y vaya que sí. Para la doctora que atendió los partos, Ana Muñoz Matta, la llegada de Mónica al hospital, luego de la admisión de Verónica, la hizo pensar en algo que parecía imposible: que la trama de la película Father of the Bride 2 sucediera en la vida real.
“Cuando Mónica me dijo que era la mamá, me acordé de la película... Pensé que eso no podía pasar (en la vida real), las probabilidades son bien pocas, y con menos de ocho minutos de diferencia... Todo el mundo estaba como loco. Nadie lo creía”, expresó la galena.
“Fue una experiencia bien linda. Se veía cómo unos estaban convirtiéndose en abuelos por primera vez y otros en padres por primera vez, y a la misma vez todos eran familia”, agregó Muñoz Matta.
Algunos dicen que la hermana de Verónica se parece a ella cuando era bebé. “Es como verme a mí (al nacer)”, destacó la madre primeriza.
Mónica había pensado en tener a un tercer hijo, aunque nunca creyó que esperaría tanto tiempo.
Ella y Ramiro Encarnación tuvieron a Verónica cuando eran muy jóvenes. Mónica tenía 16 años. Hoy, con más experiencia y recursos que en aquel tiempo en el que empezaban una familia -al igual que lo hace hoy su hija-, le aconseja a su primogénita que “si ella lo sabe criar, le va a salir bien bueno, como (ella y Romiel) lo han sido conmigo”, comentó emocionada.
Por su parte, Verónica aseguró que quiere “darle lo más que pueda. Echarlo pa alante”.
Ya se pregunta si “me va a ir bien”; sólo le pide a Dios que “todo salga bien”.
La relación entre ambas no ha cambiado, dicen.
“Ella siempre -asegura Mónica- ha sido apegada a mí”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.