Escrito por: Juan José Ayuso
(buenapila@yahoo.es)
No había razón alguna para cambiar por el de Hermanas Mirabal el nombre de la provincia de Salcedo.
Las heroínas y mártires del 25 de noviembre de 1960, víctimas del tirano Rafael Trujillo y de su tiranía, merecen el honor que persona alguna les ha discutido de entonces a la fecha.
Pero lo había ganado también José Antonio (“Pepillo”) Salcedo, quien fue héroe de la guerra de separación de 1844 a 1856 y héroe de la Restauración de la República de 1861 a 1865 y mártir, durante esta última gesta, por intrigas políticas.
Los héroes y mártires de la patria no tienen rangos.
Las Hermanas Mirabal entraron a la historia en 1960 pero 96 años antes lo había hecho el general separatista y restaurador.
¿Cómo calibrar y graduar la importancia histórica de las hermanas de Ojo de Agua, Salcedo, y del prócer de la Separación y de la Restauración nacido en Madrid, España, y fusilado sin razón en Maimón, en 1864?
A ninguna persona con dos dedos de frente y con el mínimo respeto por la historia de su país se le hubiese ocurrido tratar de poner a competir al grupo de heroínas y mártires de 1960 con el héroe y mártir de 1864.
El acceso al gobierno de personas cuyo único objetivo es el del enriquecimiento personal y el del más caprichoso ejercicio del poder, sin noción de la historia, logró que pasara casi sin advertirse el proyecto de ley que despojó de su justo reconocimiento al general Salcedo.
El hecho de que esa acción política y partidaria, insincera e innoble, se escudara en la pretensión de rendir homenaje a las heroínas y mártires Mirabal, permitió que la sociedad no analizara la acción como debió.
Y se permitió la barbarie de rendir homenaje a tres heroínas y mártires a base de tratar de desmerecer la gloria histórica de un soldado de las luchas separatistas y restauradoras, presidente de la República por demás.
El Senado y la cámara de Diputados deben inscribir entre las urgencias de su agenda la de reinvindicar la honra debida a un héroe de la patria, acto que sería también reivindicador de la gloria de las heroínas y mártires Hermanas Mirabal, cuyo nombre se utilizó no para glorificarlo sino para el ruin intento de desmerecer a Salcedo.
La provincia de Salcedo debe recuperar su nombre.
A las Hermanas Mirabal, en los años que van del 30 de Mayo de 1961 a la fecha, la sociedad las ha honrado de cuantas maneras ha sido posible aunque su corona de laurel inmarcesible no está en estatuas, parques, calles, avenidas, cinematografía ni biografías sino en el corazón de la conciencia dominicana.
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