GAZCUE

A finales de los años 80, primeros 90, Gazcue (aunque digan que es con "s") conservaba un encanto particular, sus calles invitaban al paseo. Había que sortear algún que otro hoyo en las aceras, pero la sombra de sus árboles invitaba, al caer la tarde, a darse una vuelta.

En la Calle Danae, por ejemplo, vivían damas de gran temperamento y agradabilísima conversación que habían hecho de su calle un organizado y pulcro microcosmos. Doña Esther Pérez Montás, Doña Ana Bosch, Doña Teté viuda Mesa, Scarlett Rodríguez, DoñaLily y su hermana Mirta... no permitían que las aceras estuvieran sucias, los carros públicos inventaran una ruta sin frenos o que si explotaba un transformador, no se resolviera en un lapso de tiempo prudente. Estaban organizadas, básicamente, para que nadie les fastidiara la vida. El más excéntrico era Paco Bananas y también fue aceptado: no molestaba a nadie.

Hoy, los sufridos vecinos de Gazcue tienen que salir megáfono en ristre para que la arrabalización evidente de aceras, usos comerciales inadecuados, basureros improvisados, hoteles de dudosa reputación (es un decir, no hay duda posible) terminen por ahogar el que fue uno de los más bellos barrios residenciales de la ciudad.

¿No puede, no sabe o no quiere el Ayuntamiento hacer respetar las leyes? ¿Por qué dejamos que se destruya ante nuestros ojos parte del alma de la ciudad? Ya no se recuperará lo perdido, pero alguien es responsable de lo que se rompa en el futuro.



IAizpun@diariolibre.com


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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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