Parkaso Tomar dispara con un revólver calibre 44 durante una sesión de entrenamiento en un polígono de tiros en la aldea de Joyhri en Uttar Pradesh, al norte de la India. |
Nada especial, hasta que empuña un arma de fuego y dispara una ráfaga de disparos que dan todos en el blanco.
Ella es la "abuela francotiradora" de la aldea de Joyhri en Uttar Pradesh, una provincia del norte de India, notoria por los crímenes de honor y los feticidios. No es el mejor de los lugares para criar a una niña.
Y es aquí donde Parkaso Tomar se ha convertido en un modelo a seguir, inspirando a una nueva generación de mujeres aficionadas al tiro al blanco, desde que tomó por primera vez un arma.
Y eso sucedió mucho después de que tenía 60 años.
Desde entonces, con su celo y compromiso firme, ha convencido a sus opositores, tanto en el campo de tiro como en su propia comunidad.
Al hacerlo, inspiró también a su hija Seema, quien se convirtió en la primera mujer de la India en ganar una medalla en la Copa Mundial de Rifle y Pistola.
Parece que fue el destino el que llevó a Parkaso y a su cuñada, otra abuela, al campo de tiro en Johri, una instalación precaria en medio de un amplio patio, donde los niños pobres de la comunidad practican por horas en el calor abrasador.
"Yo inscribí a mi nieta aquí, pero ella tenía miedo de venir sola, así que comencé a acompañarla. Y un día empuñé un arma, disparé una ráfaga y lo hice bastante bien. El entrenador me dijo que debería comenzar a practicar y que tenía buen potencial", señaló.
La práctica de tiro se convirtió así en una pasión.
"En las noches venía al campo de tiro, pero aún en casa o en el campo yo buscaba algún objeto, una piedra o una jarra de agua, y practicaba como si estuviera agarrando un arma".
El entrenador Farooq Pathan jugó un papel importante ayudando a las dos abuelas a afinar sus habilidades.
"Ambas eran muy observadoras y aprendían muchísimo simplemente observando a otros muchachos practicar", señaló.
"Las abuelas eran tan buenas, que muchos otros que venían regularmente desistieron de participar en competencias porque temían perder a manos de ellas y ser humillados públicamente".
"Ilegales"
En esta parte del mundo, las mujeres son rara vez respetadas y tomadas en cuenta. De manera que cuando Tomar se convirtió en una asidua asistente al campo de tiro, atreviéndose a tocar un terreno que ninguna mujer de su edad pisa, la ridiculizaban.
"Todo el mundo se reía de nosotras, pero no hacíamos caso. Algunos decían: 'ahora van a seguir los pasos de sus hijos en el ejército. ¿Qué están buscando? ¿Enlistarse en las filas criminales?'".
Pero las abuelas no perdieron foco de su objetivo.
"Queríamos hacer algo útil con nuestras vidas y mostrarle a todo el mundo de lo que eramos capaces, que podíamos sobresalir pese a nuestra edad. Yo me envicié con el deporte. Estábamos tan obstinadas que desafiamos todos los obstáculos, las desventajas de la edad y participamos en torneos en todo el país".
Aún a la edad de 75 años, Parkaso tira con mano firme y con una precisión de navaja.
Y todo esto mientras el velo que cubre su cabeza revolotea en el aire, lo cual la lleva a estar constantemente jalándolo para colocarlo nuevamente en sitio.
En la recién pintada casa de Tomar, las muestras de su éxito son visible. Una serie de medallas compiten por espacio con decenas de trofeos.
Revolución
El éxito de las abuelas ha iniciado una mini revolución en la aldea.
"Aún los hombres de nuestras casas se burlaban de nosotras al principio, pero cuando vieron nuestros logros publicados en los periódicos y comenzamos a traer medallas a la casa dijeron: 'practiquen lo más que puedan, y háganlo abiertamente'".
Para Parkaso Tomar, su primera victoria fue la más dulce.
"Derroté a un oficial de rango, al subinspector general de la policía en Nueva Delhi. Cuando éste se marchaba alguien le dijo: 'tómate una foto con la abuela'. Y éste dijo: '¡que fotografía ni qué nada! Me ha humillado una mujer'".
Pero con medallas o sin medallas, la vida en casa no cambia.
"Hay una pila de estiércol de vaca esperándome en casa. Nunca hemos abandonado nuestras responsabilidades, el cuidado de los animales y otras labores", dice Tomar.
Ella se enorgullece de sus logros, pero lo que más le agrada es haber inspirado a nuevas generaciones.
Neetu Solanki, quien ha representado a India en competencias de tiro en Alemania y Hungría, es una de esas jóvenes que ven en Tomar a un modelo a seguir.
"Las abuelas son mucho mayores que nosotras, así que pensamos 'si éstas pueden hacerlo, por qué no nosotras'", dijo Neetu.
"Ellas nos mostraron el camino y por eso el campo de tiro ha cambiado la vida de muchas como yo. Algunas han logrado empleo en el ejército y para muchas otras conocer la vida fuera de la aldea nos ha abierto el horizonte".
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