Escrito por: Juan Carlos García
Alejandro murió invicto tras una explosión de genialidad sin precedentes en la Historia, pero su obra colosal de conquista se desintegró en mil pedazos, justo en su lecho de muerte porque ni quiso ni pudo darle una estructura política ni dotarla de la unidad. Su imperio fue una obra personal que nació y murió con él.
Aníbal fue un tremendo táctico, pero mal estratega que no supo comprender que la guerra contra Roma era una batalla perdida. Él venció en todas las guerras de Italia, pero perdió frente al imperio y tras su derrota fracasó al tratar de encauzar la vida política púnica los acontecimientos le vencieron varias veces más. César murió invicto, como Alejandro, pero su proyecto sobrevivió a su propia muerte y de las cenizas de su cuerpo quemadas en el Foro, surgió el Imperio Romano que durante más de quinientos años en Occidente y casi mil quinientos en Oriente sería la correa transmisora de la civilización.
Napoleón fue emperador de Francia, ganó grandes batallas y conquistó muchos países convirtiéndose en el personaje más poderoso de los últimos mil años. De su pequeña estatura se cuentan muchas anécdotas como la siguiente: un día entraba con sus generales a una biblioteca para ver los libros que había allí. Napoleón intentó coger un libro que estaba en un estante alto que no podía alcanzar. Se acercó uno de sus generales de estatura gigantesca y le dijo: “Permítame, Majestad, que le ayude. Es que soy más grande”. Napoleón le respondió: “Usted no es más grande, usted es más alto.”
Finalmente, si Adolfo Hitler hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial se habría convertido en el amo del mundo y, por tanto, proclamado el más grande militar de todos los tiempos, ¿Usted se imagina a Hitler siendo el presidente de la Tierra, convertido en el Generalísimo del planeta y canonizado en vida como San Adolfo Magno? No más preguntas, magistrado.
(Juajua24@hotmail.com)
Napoleon Bonaparte |
Aníbal fue un tremendo táctico, pero mal estratega que no supo comprender que la guerra contra Roma era una batalla perdida. Él venció en todas las guerras de Italia, pero perdió frente al imperio y tras su derrota fracasó al tratar de encauzar la vida política púnica los acontecimientos le vencieron varias veces más. César murió invicto, como Alejandro, pero su proyecto sobrevivió a su propia muerte y de las cenizas de su cuerpo quemadas en el Foro, surgió el Imperio Romano que durante más de quinientos años en Occidente y casi mil quinientos en Oriente sería la correa transmisora de la civilización.
Napoleón fue emperador de Francia, ganó grandes batallas y conquistó muchos países convirtiéndose en el personaje más poderoso de los últimos mil años. De su pequeña estatura se cuentan muchas anécdotas como la siguiente: un día entraba con sus generales a una biblioteca para ver los libros que había allí. Napoleón intentó coger un libro que estaba en un estante alto que no podía alcanzar. Se acercó uno de sus generales de estatura gigantesca y le dijo: “Permítame, Majestad, que le ayude. Es que soy más grande”. Napoleón le respondió: “Usted no es más grande, usted es más alto.”
Finalmente, si Adolfo Hitler hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial se habría convertido en el amo del mundo y, por tanto, proclamado el más grande militar de todos los tiempos, ¿Usted se imagina a Hitler siendo el presidente de la Tierra, convertido en el Generalísimo del planeta y canonizado en vida como San Adolfo Magno? No más preguntas, magistrado.
todavía hay mentes brillantes? ¡qué pérdida de tiempo para leer este comentario
ResponderEliminar¿por qué dejar si no publican los comentareos
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