Escrito por: Juan Carlos García
(juajua24@hotmail.com)
La cifra 129 se repite muchas veces al comparar las vidas de ambos personajes. Napoleón tomó el poder en 1804 y Hitler en 1933, justo con 129 años de diferencia. Napoleón entró en Viena en 1809, mientras que el Führer lo hizo en 1938, justo al cabo de 129 años. Bonaparte entró en Rusia en 1812 y Hitler en 1941, tras pasar 129 años exactamente. El galo perdió la guerra en junio de 1815 y germano en abril de 1945, justamente con 129 años de diferencia. El primero vivió casi medio siglo y el segundo medio siglo y un poquito más. A pesar de ser bajitos, los dos tenían el ego muy alto, los dos se creyeron invencibles, pero los dos sufrieron la más pavorosa de las derrotas. Para colmo, los dos eran muy supersticiosos y padecían fobia por los gatos. Para colmo, los dos desearon ser emperadores, pero sólo Napoleón lo logró.
Los dos llegaron al poder en un momento de seria crisis de sus países y fueron capaces de imponer el orden y el progreso. Ninguno de los dos eran nativos de la nación que gobernaron. Los dos comandaron los más grandes ejércitos de sus respectivas épocas, provocando que muchos países se aliaran contra ellos. Y por si fuera poco, los fueron vistos en su momento como el Anticristo.
¿Las diferencias entre ambos? Napoleón no era racista, ni odiaba a los judíos. Napoleón tenía más genialidad política y diplomática que Hitler, pero Hitler fue infinitamente mejor en oratoria. Napoleón iba al frente de sus campañas, era muy culto pero no tenía una ideología política o social. Napoleón tenía más genialidad militar. Napoleón murió de manera mas gloriosa (no se suicidó). Napoleón era muy agradable en su trato, en cambio Hitler siempre ponía su cara de machete. Al morir Napoleón es recordado como héroe, totalmente distinto a Hitler que despertó la repulsión mundial y nos dejó en herencia las páginas más oscuras de la historia.
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