EFECTOS COLATERALES DE LA CONCLUSION DE UN MANDATO

Acaso apaga pasiones y enciende las ambiciones


Leonel Fernandez
SANTO DOMINGO. La cuenta regresiva del mandato constitucional del presidente Leonel Fernández comienza a correr, cuando le resta un año para culminar su último período de cuatro años, iniciado el 16 de agosto del 2008.

Fernández ha jurado tres veces por la Constitución dominicana, desde que relevó en el cargo al fenecido ex presidente Joaquín Balaguer, de quien recibió el respaldo en la segunda vuelta de las elecciones de junio de 1996. En esa ocasión derrotó al fenecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez.

Además de dirigir los destinos de la nación durante el período 1996-2000, gobierna desde el 2004, tras lograr repostularse en el 2008.

El último año es considerado como la etapa más peligrosa para un gobierno, donde casi siempre se desbordan los actos de corrupción y las ambiciones desmedidas de funcionarios que ven terminar el mandato si todavía haber logrado su oportunidad.

Asimismo, se entiende que cuando funcionarios saben que se acaba el tiempo de gobernar, comienzan a gestar acciones que procuran beneficios personales, utilizando diversos mecanismos.

Algunos que no lograron "buscársela" para su retirada económica, aprovechan el último tramo para hacer su agosto.

Proyectos vacíos, de poca fundamentación y que a todas luces buscan alcanzar un objetivo pecuniario para alguien, se maquinan entre los hilos del poder. También se arrecian los que envuelven jugosas comisiones.

El síndrome de la conclusión de un mandato presidencial también tiene su impacto de otras maneras.

La presuntuosa escolta que se teje como una aguja alrededor del funcionario, las tarjetas abiertas para gastos personales, banquetes suculentos en restaurantes, el lujo del momento en un café en nombre del Estado, las sonrisas, afectuosos saludos, muchos de los cuales solo se manifiestan hacia la investidura, comienzan a hacer mellas en el mandato.

Todo el mundo se va a hacer campaña con el nuevo hombre y se agiganta la soledad del poder, con las deserciones hacia otros lares.

Además comienzan a perfilarse las verdaderas lealtades, con una delimitación de la gente que realmente está con la persona y con las que galantean solamente con el cargo, en busca de un espacio.

Los desengaños crecen al final de los mandatos presidenciales, cuando se determina que quienes profesan durante un período estar con el Presidente o determinados funcionarios, se saben en la acera de en frente.

Los oportunistas tratan de lograr un enganche con el que está cerca del poder, para cebarse de los beneficios que genera estar dirigiendo los destinos de la nación.

No se repostula

El presidente Leonel Fernández no puede repostularse en esta ocasión, por prohibición de un mandato constitucional. El candidato del Partido de la Liberación Dominicana es Danilo Medina. Fernández es el presidente y líder de la organización. Los presidentes que no se reeligen salen con una reducida escolta hacia su residencia. Los funcionarios que entregan deben dejar la parafernalia y marcharse solos. Y recibir los embates de lo que hicieron mal y aquellos que no tienen nada de que arrepentirse ver como el otro régimen lincha la reputación de su compañero.
De Federico Méndez
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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