MILITARES RD HAN FRACASADO EN PROYECTOS ESTRATEGICOS DE ASUMIR EL PODER POLITICO

Unos no han logrado catapultarse como líderes en la sociedad dominicana y otros han sucumbido y terminado como aliados o dirigentes de los partidos mayoritarios

Escrito por: Rafael P. Rodríguez
Wessin y Wessin , Rafael Nivar Seijas ,
Pedro de Jesús Candelier y José Miguel
Soto Jiménez.
Talvez por el temor que inspira la experiencia funesta de un guardia del sur autoritario que se erigió en dilatado tirano o porque la historia nacional no los registra como los mejores gobernantes y la población política no los considera idóneos para un ejercicio propio de civiles, los ex militares dominicanos han tenido, en décadas recientes, serias dificultades para insertarse en el breve e intenso cosmo político dominicano.

El trauma latinoamericano del guardia que con la ferocidad de una deidad vengativa descarga su furia contra la civilidad toda es harto suficiente para que no se constituya en una experiencia amarga e inolvidable. En nuestra realidad agreste, el militar se halla diseñado para enarbolar, victorioso, la eficacia de la muerte.

La política es un ajedrez de paciencia, de comprensión, de dominio de una ciencia y un arte propio de mentes si no congeladas al menos tan frías que den acogida a las mejores y más frescas ideas, la más refinada estrategia y la espera más prolongada como la que tuvo Balaguer.

Tres décadas hasta que, en sus mismas palabras, el fruto cayó maduro ya, y él pudo recogerlo blando y apetitoso.

No resuelta para nada escaso el prontuario de ex jefes militares que con posterioridad a su paso por la milicia han intentado ser líderes políticos.

El poder soñado se les desliza por debajo de la cama y escapa raudo como asustado o talvez confundido.
O no han elaborado métodos depurados de acción, de teoría y de mostración política o no se han preparado lo suficiente para ese oficio acaparado por civiles o no generan suficiente entusiasmo público.
Lo cierto es que como dice una paradójica y conocida frase, no han triunfado ni fracasado sino todo lo contrario.

Los nombres relacionados con el intento sucesivo de alcanzar el poder no ya desde cuarteles y uniformes sino desde la posición suprema no resultan escasos.

Unos han tenido que acogerse a las organizaciones más conocidas, otros han abandonado el terreno, los más han perdido vigencia por un efecto de inercia comprensible.

Después que aparentemente se sumó a un intento de golpe de Estado contra Joaquín Balaguer en la todavía insegura políticamente década de los años 70, Elías Wessin y Wessin fundó el Partido Quisqueyano Demócrata con  la finalidad de participar en la vida política dominicana una vez que terminara su exilio al que fue lanzado por sus hermanos de armas a quienes Balaguer se los entregó para que lo juzgaran tras una humillante presentación pública en televisión en la que lo llamó “conspirador impenitente”.

Con el tiempo Wessin y Wessin evidentemente se reconcilió con Balaguer hasta el grado de nombrarlo sorpresivamente secretario de las Fuerzas Armadas habiendo estado retirado hacía años de los institutos castrenses.

El tambaleante PQD movió algunos cientos de personas y hasta un mitin realizó en Santiago pero sufrió una severa parálisis tras agotarse los fondos que son el combustible de la actividad partidista.

Tras otro intento de golpe de Estado al parecer “preventivo” contra el ascenso del Partido Revolucionario Dominicano, en 1978, el mayor general Neit Rafael Nivar Seijas fundó el Partido de Acción Nacional.

Esa organización logró una incidencia escasa en las simpatías de los dominicanos y no llegó a obtener reconocimiento de la Junta Central Electoral.

El PAN quedó eliminado definitivamente de cualquier posibilidad de competencia al morir su fundador, que venía de las filas reformistas de un sector politizado de las Fuerzas Armadas del que era líder.

No menor interés mostró en captar la ilusión de las masas el ex mayor general Pedro de Jesús Candelier al formar otra organización con aspiraciones de poder en el entendido de que él tenía un ascendiente importante en la población debido a medidas enérgicas que tomó contra gente de poder económico cuando fue director general de Foresta.

Fue asimismo jefe de la Policía Nacional, último militar que ostentó un cargo  que no correspondía a su uniforme y su rama.

Finalmente, Candelier se acogió a las filas del partido blanco donde hoy milita.

Un ex jefe de las Fuerzas Armadas que se mantiene en esa otra trinchera compleja que es la calle a través de la organización V República es el general José Miguel Soto Jiménez.

Éste ha articulado un proceso de captación de adherentes para sus aspiraciones que libra la batalla en la que otros han caído o se han retirado a tiempo o no le han dado seguimiento a sus proyectos.

En esa centrífuga implacable que eyecta fuera del tiempo a los morosos o los despistados  se ha mostrado interesado el general retirado Jorge Radhamés Zorrilla Ozuna, ex jefe del Ejército Nacional.

La contemporaneidad no favorece a los uniformados.

Más es posible que en un futuro todavía inaudito cambien los resuellos del viento y las coordenadas de la nave del olvido se conviertan en una atmósfera política anuente y óptima a todos o algunos de ellos.

Golpes de Estado

Pasada la época de los golpes de Estado y de las insubordinaciones militares, ex jefes de los cuerpos castrenses no han podido articular un movimiento social y político que los lleve a dirigir el Estado, por lo que  se han resguardado en partidos de baja incidencia electoral.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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