Escrito por: José Rafael Sosa
Esta semana se cumplió el 40 aniversario de uno de los asesinatos políticos ejecutados por la policía política al servicio del régimen dictatoria-constitucional del doctor Joaquín Balaguer, el de Homero Hernández, justo cerca del local principal del Partido Reformista, en la Avenida San Cristóbal esquina Tiradentes.
Me preocupa la pérdida de la memoria colectiva.
Homero Hernández, un revolucionario integral y firme, fue detenido cuando se trasladaba junto a su esposa Elsa Peña, y ahí mismo fue fusilado.
Hoy cito algunos párrafos del artículo de Elsa Peña (recuperado por Juan Bolívar Díaz) , días después de la ocurrencia de los hechos:
“Finalmente, me llevaron a la que sería mi celda por cuatro días; una habitación con un baño adentro, ubicada en uno de los pisos altos del cuartel policial. Casi al amanecer me quedé dormida y pocas horas después, desperté sobresaltada con la fanfarria con que cada mañana, anunciaban la llegada del jefe policial.
Me asome a la ventana y vi cruzar a Perez y Pérez con su comitiva. Volví a tener conciencia de mi dura realidad y empecé a insultarlo y a maldecirlo a gritos, diciéndole que debían soltarme pues tenía derecho a asistir al entierro. Y oí que alguien, mirando hacia arriba, le dijo a sus espaldas: “Esa es la viuda de Homero Hernández”, y fue en ese momento que tome conciencia de mi nuevo estado civil.
El domingo al medio día, fui puesta en libertad; me entregaron a mis padres en presencia de muchos periodistas que nos siguieron hasta mi casa materna.
Por la gracia de Dios, que disfruto de la paz que me otorga una conciencia tranquila; por haber podido perdonar y ser perdonada; y sobre todo, por la satisfacción de ver en nuestros hijos, la preservación de los valores que heredamos de los que nos precedieron”.
Elsa Peña al momento del asesinato de su esposo, el dirigente izquierdista Homero Hernandez Vargas, a manos de agentes de la Policia balaguerista de entonces. |
Me preocupa la pérdida de la memoria colectiva.
Homero Hernández, un revolucionario integral y firme, fue detenido cuando se trasladaba junto a su esposa Elsa Peña, y ahí mismo fue fusilado.
Hoy cito algunos párrafos del artículo de Elsa Peña (recuperado por Juan Bolívar Díaz) , días después de la ocurrencia de los hechos:
“Finalmente, me llevaron a la que sería mi celda por cuatro días; una habitación con un baño adentro, ubicada en uno de los pisos altos del cuartel policial. Casi al amanecer me quedé dormida y pocas horas después, desperté sobresaltada con la fanfarria con que cada mañana, anunciaban la llegada del jefe policial.
Me asome a la ventana y vi cruzar a Perez y Pérez con su comitiva. Volví a tener conciencia de mi dura realidad y empecé a insultarlo y a maldecirlo a gritos, diciéndole que debían soltarme pues tenía derecho a asistir al entierro. Y oí que alguien, mirando hacia arriba, le dijo a sus espaldas: “Esa es la viuda de Homero Hernández”, y fue en ese momento que tome conciencia de mi nuevo estado civil.
El domingo al medio día, fui puesta en libertad; me entregaron a mis padres en presencia de muchos periodistas que nos siguieron hasta mi casa materna.
Por la gracia de Dios, que disfruto de la paz que me otorga una conciencia tranquila; por haber podido perdonar y ser perdonada; y sobre todo, por la satisfacción de ver en nuestros hijos, la preservación de los valores que heredamos de los que nos precedieron”.
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