A la consulta pediátrica y ortopédica llegan niños con dolores de espalda y la columna vertebral, atribuibles al peso excesivo de sus mochilas. Al iniciarse las clases, es oportuno que los padres reciban alguna orientación al respecto, para que en lo posible les eviten problemas de salud a sus hijos.
En la mochila el estudiante lleva libros, cuadernos, utensilios, ropa, zapatos y otras cosas, por lo que es conveniente que los padres sepan qué hay dentro y también cuánto pesa. El peso ideal de la mochila, no deberá exceder el 15% del peso del estudiante, es decir, que si el niño pesa 70 libras, su mochila no deberá pesar más de once.
Los estudios a nivel mundial señalan, que el 46% de los niños del séptimo de primaria refieren dolor de espalda asociado al peso de sus mochilas, y el 80% de ellos las reconocen como muy pesadas. El 42% de los niños menores de 10 años sufre dolores de espalda, aumentando a un 51% en los niños y a un 69% en las niñas entre los 13 y 15 años de edad (estadísticas online de la clínica "Sanatorio Alemán ", Concepción, Chile ).
Lo que está de moda no siempre es lo más conveniente y saludable, por eso los padres deberán saber elegir la mochila que su hijo va a cargar. Una buena mochila, será aquella que mejor se acomode al niño, lo que quiere decir, que cuando se tenga que elegir, el que la va a llevar a cuestas deberá estar presente, para que se la mida y ajuste a su cuerpo, como se mide y se acomoda un zapato nuevo. La mochila deberá tener tirantes dobles, anchos, acorchados y ajustables, que se puedan acortar o alargar para acomodarlos a la anatomía del niño. Y, deberá tener suficientes compartimentos para repartir y equilibrar la carga.
Una mochila que supere el 15% del peso del niño, obligará a éste a arquearse hacia adelante, al mismo tiempo, su columna vertebral, el tórax y la cabeza irán en esa misma dirección produciendo malas posturas con dolor en hombros, brazos, cuello, en la columna, en el tronco y hasta dolores de cabeza.
No hay dudas, que el estilo de vida también es importante, un niño obeso y sedentario, tendrá más dificultad en manejarse y sufrirá más lesiones que aquel cuyos padres se han preocupado porque practique regularmente un deporte o actividad física. La natación, por ejemplo, es el deporte más recomendado en el niño cuyo esqueleto está en desarrollo, porque es una buena manera de evitar vicios posturales y quitar el dolor atribuible al peso excesivo de la mochila.
De Marcos Díaz Guillén
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