Escrito por: Chiqui Vicioso
(luisavicioso@hotmail.com)
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He leído en El País, del 30 de octubre, un artículo que se llama “Yo capturé a Gadafi”. Lo acompaña una foto de Omran Shaban, un muchacho buen mozo, que se retrató con las armas del dictador, quien luego aparece en la página 5, acompañado de los otros “héroes de este magnicidio”, un estudiante de ingeniería, de 21 años; un dueño de taller de mecánica, de 24; un empleado de hotel ; y un comerciante. Me llamó la atención el promedio de edades, entre 21 y 28 años.
El artículo se acompaña de fotos de un aturdido Gadafi, gritando ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Creo que se murió sin entenderlo. Y que no lo hubiera entendido aunque se lo explicaran, porque Gadafi era un “Rey de Reyes”, no un marxista.
¿Qué había hecho Gadafi para que estos jóvenes lo persiguieran de manera tan tenaz y lo asesinaran, en un acto que solo se compara con los bombardeos de la OTAN contra los cuales se pronunciaron, el primero de julio, casi dos millones de libios, de una población total de apenas cinco?
Les había proporcionado la oportunidad de educarse, erradicando el nivel de analfabetismo de un cinco por ciento, que encontró al asumir el poder, a un 83%.
Les había salvado la vida, convirtiendo la salud pública en algo gratis, y financiando el viaje de cualquier libio con enfermedades intratables en Libia, al exterior.
Les había alimentado, porque en Libia cualquiera que quisiera ser agricultor recibía de gratis tierra, casa, animales, equipos de agricultura y semillas, por lo que el país tenia su producción alimentaria asegurada.
Les había provisto casa gratis, mediante una ley que considera las casas como derecho de humanidad, garantizando que todos los recién casados recibieran 50 mil dólares para comprarse una casa.
Literalmente, los había alumbrado, porque en Libia la electricidad era gratis, y el galón de gasolina costaba catorce centavos.
Les había liberado de deudas, porque el Banco Central y su moneda no tenía deudas, hasta que los rebeldes se lo entregaron al Grupo Rothchild, dueño de los bancos en USA, Francia e Inglaterra, que decretaron a Gadafi enemigo del sistema cuando se negó a recibir pago en dólares, o euros, por el petróleo y exigió dinars de oro africano.
Entonces, qué, qué pasa? Preguntaba Gadafi, quien dijo que su padre no tendría casa hasta que todo libio la tuviera y el papá se murió sin casa.
No entendió el poder del Internet en el fomento de la democracia a la americana, ni el impacto del heroismo individual, con música de Hollywood. Ni que Hillary, cuya hija está casada con una de las familias judías más importantes de USA, tiene que congraciarse con su familia política. ¿Y ni hablar de Obama y sus asesores?
¿Puede el humanismo contra la propaganda? La juventud es algo que se malgasta en los jóvenes, dijo alguien, y pongo mi corazón a remojar…
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