El argentino Lionel Messi se mantuvo como el genio silencioso del fútbol
Hasta el año pasado, el Barcelona de Pep Guardiola y Lionel Messi era un gran equipo, pero 2011 quedará en la historia como el momento en que los observadores se empezaron a preguntar si estaban ante uno de los mejores conjuntos de la historia del fútbol.
La consagración en la Liga de Campeones por segunda vez en tres años y la tercera liga española seguida ascendieron a ese nuevo nivel al Barsa, que, a pesar de ser el equipo más observado del mundo, sigue dominando a cualquier rival que se le cruce en el camino.
Messi también mantuvo su nivel como el genio silencioso del fútbol mundial, si bien perseguido por el nubarrón de los fracasos de la selección argentina. "La Pulga" hizo goles claves en la Champions y usó la liga española como patio de juegos, tras comenzar el año con su segundo Balón de Oro consecutivo.
En 2011 apareció en la escena mundial un retador para el argentino, el brasileño Neymar, por ahora lejos del "Messías" en cuanto a logros, pero con una gran habilidad para gambetear rivales en la cancha y para vender su imagen fuera de ella. Fue figura en la Copa Libertadores que ganó Santos y símbolo del nuevo poder económico brasileño, al renovar contrato con su club hasta 2014.
En el fútbol de selecciones, Alemania y España arrasaron sus grupos en las eliminatorias para la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012 y todos esperan verlos en una gran final que debería ser un festival de toque gracias al reconfigurado sistema germano.
Pero la mayor historia de éxito es el Uruguay del "Maestro" Oscar Tabárez, que se consagró en la Copa América y dominó el inicio de las eliminatorias mundialistas, además de darse un gusto extra al vencer a Italia en un amistoso.
El Barcelona de Guardiola se acercó al nivel de las grandes escuadras de la historia, de ésas que justamente se recuerdan junto al nombre de su entrenador -como el Milan de Arrigo Sacchi o el Ajax de Louis Van Gaal- porque, además de títulos, logran algún tipo de revolución táctica y estilística.
La relevancia del Barsa de Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta puede verse en la obsesión general por la posesión de la pelota, que hace unos años era apenas un detalle y hoy parece haberse transformado en la segunda estadística más importante en todos los partidos, después de los goles.
En ése y otros aspectos -a presión de toda la cancha, el "falso" nueve, la salida por abajo desde el arquero, la triangulación constante en mediocampo y tres cuartos- el Barcelona se transformó en la regla por la que se mide a todos los equipos del mundo, conscientemente o no, sea justo o no.
Por ello, Guardiola y su plantel parecen haber alterado, al menos por un tiempo, el orden establecido en la eterna guerra filosófica entre resultados y belleza.
La consagración en la Liga de Campeones por segunda vez en tres años y la tercera liga española seguida ascendieron a ese nuevo nivel al Barsa, que, a pesar de ser el equipo más observado del mundo, sigue dominando a cualquier rival que se le cruce en el camino.
Messi también mantuvo su nivel como el genio silencioso del fútbol mundial, si bien perseguido por el nubarrón de los fracasos de la selección argentina. "La Pulga" hizo goles claves en la Champions y usó la liga española como patio de juegos, tras comenzar el año con su segundo Balón de Oro consecutivo.
En 2011 apareció en la escena mundial un retador para el argentino, el brasileño Neymar, por ahora lejos del "Messías" en cuanto a logros, pero con una gran habilidad para gambetear rivales en la cancha y para vender su imagen fuera de ella. Fue figura en la Copa Libertadores que ganó Santos y símbolo del nuevo poder económico brasileño, al renovar contrato con su club hasta 2014.
En el fútbol de selecciones, Alemania y España arrasaron sus grupos en las eliminatorias para la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012 y todos esperan verlos en una gran final que debería ser un festival de toque gracias al reconfigurado sistema germano.
Pero la mayor historia de éxito es el Uruguay del "Maestro" Oscar Tabárez, que se consagró en la Copa América y dominó el inicio de las eliminatorias mundialistas, además de darse un gusto extra al vencer a Italia en un amistoso.
El Barcelona de Guardiola se acercó al nivel de las grandes escuadras de la historia, de ésas que justamente se recuerdan junto al nombre de su entrenador -como el Milan de Arrigo Sacchi o el Ajax de Louis Van Gaal- porque, además de títulos, logran algún tipo de revolución táctica y estilística.
La relevancia del Barsa de Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta puede verse en la obsesión general por la posesión de la pelota, que hace unos años era apenas un detalle y hoy parece haberse transformado en la segunda estadística más importante en todos los partidos, después de los goles.
En ése y otros aspectos -a presión de toda la cancha, el "falso" nueve, la salida por abajo desde el arquero, la triangulación constante en mediocampo y tres cuartos- el Barcelona se transformó en la regla por la que se mide a todos los equipos del mundo, conscientemente o no, sea justo o no.
Por ello, Guardiola y su plantel parecen haber alterado, al menos por un tiempo, el orden establecido en la eterna guerra filosófica entre resultados y belleza.
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