EL FINAL DE LOS TELÉFONOS FIJOS?

Telefonía móvil. Cuando Verizon lanzó su red LTE hace poco más de un año, era solo cuestión de tiempo para que el modem inalámbrico correcto estuviese disponible.


Mientras que la vista panorámica del océano, montañas y la ciudad nunca deja de maravillar, el vivir en una loma, a unos cinco kilómetros de la central telefónica más cercana, significa soportar una muy mala conexión DSL (línea digital de abonado) de internet. Aun en medio de la noche la velocidad de descarga raramente mejora de 700 kilobits por segundo. Si, la televisión por cable serpentea la loma hasta la comunidad en el tope. Pero, no, el intercambiar una excelente televisión por satélite por un abismal cable - solo para tener una banda ancha más rápida - sería el peor de los casos. ¿Fibra a la x (FTT x)1? Lo dudo.

De hecho, habiendo esperado inútilmente durante años a que Verizon llevara su por mucho tiempo prometida fibra óptica FiOS a mi puerta, su corresponsal finalmente abandonó toda esperanza el año pasado. Después de asaltar a un ingeniero que daba servicio a un vecino, este me confió que Verizon había dejado de colocar fibra, a menos que no fuera en algunas áreas en el centro de la ciudad donde estaba contractualmente obligado a hacerlo. En otras palabras, los usuarios de DSL que viven más allá de los suburbios están abandonados a su suerte.

Estaba medio preparado para esa respuesta. Desde que los operadores más grandes siguieron el ejemplo de NTT DoCoMo en Japón, quedó claro que el estándar inalámbrico de Evolución a Largo Plazo (LTE) sería la onda del futuro - y no solo para las comunicaciones móviles.

Prometiendo velocidad de descarga de 100 megabits por segundo o más, y tasas pico de hasta 300 megabits por segundo, hasta las primeras versiones de LTE inalámbrico eran suficientemente rápidas para retar las conexiones de línea fija a los hogares - ya fuesen cobre, cable coaxial y hasta fibra óptica. Ningún operador en su sano juicio se pondría a excavar trincheras para colocar fibra a residencias individuales cuando podía enviar a todos los datos a través de un haz mucho más barato y tan rápido desde las torres de celulares.

Fue entonces que su corresponsal empezó a pensar en olvidarse de la conexión DSL al internet a favor del inalámbrico de alta velocidad. Cuando Verizon lanzó su red LTE hace poco más de un año, era solo cuestión de tiempo para que el modem inalámbrico correcto estuviese disponible. 

El elegido eventualmente, que está integrado en un teléfono Android, permite que la conexión LTE sea compartida con hasta ocho laptops y PC equipadas con WiFi dentro de su alcance. De repente, las diferentes computadoras de la red de su corresponsal estaban descargando contenido 15 o 20 veces más rápido que antes. Y eso era solo el principio. Dentro de poco, una versión avanzada de LTE promete elevar el pico de la descarga a la velocidad de un gigabit por segundo. 

Pero todas las cosas buenas terminan. Después de varios meses de uso gratis, Verizon subrepticiamente promovió una actualización del software móvil a los teléfonos LTE que había vendido, que incapacitó el servicio móvil gratis. Es obvio que demasiados clientes estaban utilizando sus teléfonos LTE como hotspots2 de WiFi. El problema no era el tráfico adicional, pero si la pérdida de ingresos. El hotspot móvil del teléfono Android les permitía a los usuarios evitar tener que suscribirse a los servicios de data del operador. 

Existen numerosas soluciones temporales (workarounds) tales como la aplicación EasyTether de Mobile Stream, a pesar de que su uso no es para los débiles de corazón y podría ser ilegal. Sin embargo, un cargo adicional de US$50 al mes por un plan de datos es razonable cuando te permite una cantidad adecuada de descargas a ocho computadores con WiFi a velocidades en exceso de 12 megabits por segundo. Donde se pueda obtener, el servicio FiOS de Verizon entrega un servicio similar por casi el mismo precio.

En su encarnación actual, LTE no es estrictamente tecnología inalámbrica 4G (cuarta generación) que a los operadores les gusta decir que es. En todo caso, es tecnología 3.9G. Pero la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la agencia de las Naciones Unidas en Ginebra que coordina, entre otras cosas, el uso del espectro radial, fue persuadida por la industria de las telecomunicaciones a flexibilizar su estricta definición. No hay duda de que la versión actual de LTE evolucionará a un verdadero 4G conocido como LTE Avanzado, con velocidad de datos de un gigabit por segundo, y con el tiempo, a múltiples gigabits por segundo. Es por algo que la tecnología se llama Evolución a Largo Plazo.

En realidad, LTE surge de la forma 3G de la telefonía móvil conocida como GSM (Sistema Mundial para Comunicaciones Móviles) que se ha utilizado extensamente en todo el mundo, y por AT&T y T-Mobile en los Estados Unidos. Para esos operadores, la migración a LTE será relativamente fácil. Para otros, entre ellos Verizon y Sprint, que utilizan derivados de la familia de CDMA (Acceso Múltiple de División de Código) de estándares inalámbricos cuyo pionero fue Qualcomm de San Diego, California, tienen que empezar de cero con LTE. Se vieron obligados a hacerlo por la decisión de Qualcomm de abandonar su reemplazo 4G por CDMA2000. 

Lo mejor de LTE es que, aparte de ser un estándar unificado que provee una descarga y carga de alta velocidad, ofrece extremadamente bajas "latencias" en las largas distancias. Latencia es la demora ocasionada por una red cuando un paquete de datos hace un viaje de ida y vuelta. Esa respuesta de la red es crucial en aplicaciones que involucran voz o video, donde los paquetes que se demoran más de la cuenta pueden hacer que las imágenes se congelen o que la voz tartamudee. 

La velocidad lograda por LTE se debe en gran medida a la forma en que utiliza dos enlaces de radio separados, uno para descargar de la torre celular al teléfono, el otro para cargar del teléfono a la torre. De esa manera, ambos pueden ser optimizados estrictamente para las tareas específicas que desempeñan. El enlace ascendente, por ejemplo, puede operar con una señal más débil, debido a que la torre tiene un gran conjunto de antenas y un poderoso receptor escuchando para captar los susurros del teléfono.

Lo opuesto es el caso para el enlace descendente. Aquí, LTE adopta una tecnología bien probada conocida como OFDMA (Frecuencia Ortogonal de Acceso Múltiple por División). Esto le permite a la torre dar mejor servicio a muchos usuarios mediante la repartición de la frecuencia de radio disponible entre los circuitos asignados individualmente, o subcanales. También ayuda tener múltiples antenas en el modem y en la torre, que permite que la torre maneje más eficazmente las interferencias. Esta técnica llamada MIMO (Múltiple entrada, múltiple salida) incrementa la estabilidad de la conexión, reduce su latencia e incrementa el rendimiento de los datos. Se ha usado ampliamente en su última versión 802.11n de enrutadores WiFi utilizados para conectividad inalámbrica en los hogares y en las oficinas para lograr un rendimiento de hasta 600 megabits por segundo.

Pero LTE también tiene sus problemas. Al ser puramente una red de datos basada en tecnología IP (protocolo de internet), no tiene una forma nativa de manejar voz. Por lo tanto, cuando se utiliza con un teléfono, una red LTE tiene que operar una configuración de software tipo Skype para hacer llamadas y enviar mensajes de texto.

Luego está el problema del roaming3 . En realidad, LTE viene en dos sabores. Uno, llamado Dúplex de División de Frecuencia (FDD), utiliza dos sets distintos de frecuencia para sus enlaces ascendentes y descendentes; el otro, Dúplex de División de Tiempo (TDD), utiliza solo un set tanto para el ascenso como para el descenso. En conjunto, las redes LTE en todo el mundo utilizan más de 40 bandas de frecuencias distintas - 25 de ellas variantes de FDD y el resto de TDD. Ya de por sí es difícil apiñar los radios para solo cuatro bandas en un teléfono móvil para que su usuario pueda hablar desde el extranjero. El atiborrar diez veces esa cantidad en un teléfono será un tremendo reto. Solo porque LTE haya sido adoptado por los operadores de inalámbricos en la mayoría de los países, no confíe en que su teléfono LTE funcionará en todas partes.

Aun así, su corresponsal prevé el día en que la conectividad inalámbrica que usa LTE hará redundante al cableado físico. Es evidente que las comunicaciones fijas y las móviles están convergiendo. El modelo de negocios adoptado por empresas tales como Verizon, AT&T y otros durante la última década asume que todo el tráfico de voz eventualmente viajará por el aire, mientras que todo lo demás será transmitido a los hogares y a los lugares de trabajo vía una gorda tubería.

Mientras LTE enturbia la imagen, la visión tendrá que ser reformulada. A partir de ahora, las búsquedas en internet, las compras en línea, los video chats y hasta la transmisión de televisión en la red serán manejados cada vez más por el mismo tipo de paquetes de datos inalámbricos que van de las torres celulares a los dispositivos fijos y móviles diseminados en el hogar, la oficina, el carro y el bolsillo. Será mucho más barato y fácil hacerlo así. Y la calidad del servicio será mejor que nunca.

Presumiblemente, esa fue la razón por la que Verizon solo instaló FiOS en dos de cada tres hogares de los originalmente planeados. La casa de su corresponsal fue una de las casas que no recibió la conexión. Pero ahora, gracias a la maravilla del inalámbrico LTE, ya no tiene de que lamentarse.


1 Término genérico para cualquier banda ancha que utiliza la arquitectura de red de fibra óptica para reemplazar todo o parte del metal habitual utilizado para la última milla de las telecomunicaciones .

2 Un hotspot es un sitio que ofrece acceso a Internet sobre una red de área local inalámbrica mediante el uso de un enrutador conectado a un enlace a un proveedor de servicios Internet.

3 Roaming - término general que se refiere a la extensión del servicio de conectividad en un lugar que es diferente de la ubicación del país donde se registró el servicio.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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