MARCOS IRIZARRY CUENTA LO DIFÍCIL QUE ES ESTAR EN PRISIÓN EN RD

“Si tienes recursos la vida en la cárcel es un poquito menos dura”, dice el ex convicto boricua 


 Escrito por: LIMARYS SUÁREZ TORRES 


(Tomado de EL nuevo Día)

Marcos Irizarry cuenta penurias que
viven los presos pobres en cárceles que
poco se alejan del infierno. 

Ya fue enjuiciado, vivió las horas más amargas de su vida, cumplió y comienza a retomar su ruta. Pero Marcos Irizarry, el puertorriqueño arrestado por narcotráfico en República Dominicana en el 2002, no olvida ni por un instante los inmensos sinsabores que pasó tras verse enredado en las garras del sistema penal dominicano.

“El sistema de justicia aquí no es el mismo al nuestro. El proceso es largo y te conviertes en abogado para poder entender lo que te está pasando”, dijo Irizarry, en una entrevista con El Nuevo Día en el gimnasio Fitness Factory de esta capital, en el que trabaja como administrador.

Antes de su arresto, Irizarry respondía al perfil del narcotraficante que, según las autoridades dominicanas, puertorriqueñas y estadounidenses durante la última década ha encontrado una meca para sus negocios ilícitos en la República Dominicana, gracias a la debilidad institucional y la corrupción en este país.

A sus 27 años, la vida de Irizarry en el 2002 parecía un sueño: tenía su propio negocio, se codeaba con la farándula y recién se había casado con la  animadora de televisión Laura Hernández. En el fondo, había otra cosa: Irizarry se dedicada a traficar grandes cantidades de cocaína desde este país hacia Puerto Rico, usando embarcaciones de lujo.

La doble vida se derrumbó en septiembre de 2002: Irizarry y un grupo de puertorriqueños fueron arrestados en Santo Domingo y acusados de haber intentado traer a Puerto Rico 70 kilos de cocaína valorados en aquel momento en RD$7 millones en la calle.

Según las autoridades dominicanas, Irizarry pensaba traer la cocaína hacia Puerto Rico en el yate Lady Liz, en el que el grupo había llegado unos días antes a la República Dominicana.

Entre los arrestados junto a Irizarry estaba Hernández, quien entonces era animadora en Univisión y, tras ser liberada en el 2005 fue la figura femenina del entonces popular programa No te duermas. Irizarry y Hernández se habían casado poco antes en una fastuosa boda que había sido cubierta por los medios de comunicación.

Además, fueron detenidos otras seis personas, incluidas dos féminas. Dos de los detenidos, Edwin Adams Cotto y Arod Levi III, murieron quemados en un devastador fuego que mató a 133 personas en la cárcel dominicana de Higüey en marzo de 2005.

Irizarry, quien  era propietario de la tienda Vitaworld en Plaza Las Américas, cumplió su pena de reclusión en el verano de 2010. Pero tiene que permanecer en la República Dominicana hasta finales de este año terminando de cumplir la libertad condicionada que formó parte de la pena de diez años que se le impuso en el 2002.

Trabaja de voluntario.  Además de trabajar en el gimnasio, Irizarry, quien se divorció de Hernández y se convirtió al cristianismo durante su reclusión, hace trabajo voluntario en las cárceles.

A sus 36 años y luciendo como en sus mejores tiempos con su ropa deportiva, se sentó con El Nuevo Día, y expresó sobre lo aprendido en este tiempo.

“Lo peor que se experimenta es la distancia de tu familia. No se trata de comida ni ropa porque llega el momento en que no quieres comer ni bañarte y la depresión te agobia”, narró.

Irizarry calificó como difícil el sistema legal y las cárceles, tanto que los presos tienen que procurarse su propia comida y medicamentos.

“Decidí ayudar a la sociedad dentro de la cárcel sacando gente de la droga y enseñando en las escuelas que abrí”, apuntó.

El Nuevo Día visitó la cárcel  Najayo Hombres y comprobó que las difíciles condiciones carcelarias que describe Irizarry no le aplican a todos.

Los presos ricos -grandes narcotraficantes y banqueros corruptos- viven como reyes aun dentro de la cárcel, con celdas privadas, aire acondicionado, televisor y teléfonos celulares. Además, tienen custodios que, a cambio de unos pesos, les sirven de mayordomos, según pudo atestiguar El Nuevo Día.  “Si tienes recursos la vida en la cárcel es un poquito menos dura”, reconoció Irizarry.

Allegados a Omar Díaz Pabón, el empresario puertorriqueño arrestado a principios de febrero bajo la acusación de dirigir una organización internacional de narcotráfico, dijeron que éste pasó los primeros días de su reclusión en una celda con otros 40 hombres, sin cama y un solo baño.

Esa es la historia cotidiana de los presos sin recursos: viven hacinados, sin comida apetecible y sin comunicación al exterior.

Según varios reos, aquí las celdas de los pobres están tan atestadas que al momento de dormir el suelo es el mejor colchón mientras otros se amarran a los barrotes de metal para dormir de pie.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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