RENACE MÍSTICA AGUILUCHA

Luichy Sánchez analiza desempeño Aguilas torneo béisbol 2011-12 


Escrito por: Luichy Sánchez

Luichy Sánchez

De entrada, que quede claro: “el que ganó, ganó, y el que perdió, perdió”.

Empero, la serie final del “Campeonato Nacional de Béisbol Profesional Reynaldo -Papy- Bisonó 2011-12” tuvo su singularidad: la ventaja perdida del noveno juego provocó mayor dolor y el deportivismo elevó aún más a las Águilas Cibaeñas.

Con la serie 4-3 a favor del Escogido, el domingo 29 de enero las Águilas igualaron la serie a cuatro, con un contundente y resonante triunfo 9-2 en el Estadio Cibao y, al día siguiente, en el juego decisivo, con ventaja de 4-1 después de seis entradas completas, en el Estadio Quisqueya, los aguiluchos nos vimos muy cerca de la corona 21.  En el desenlace del último tercio de ese juego fue que estuvo el asunto del sabor amargo, del aturdimiento.

Mientras la mayoría opinaba y se quejaba de las estrategias utilizadas por el dirigente (cosas normales cuando se pierde), así como del mal desempeño defensivo del equipo, otra cosa valiosísima me llamó la atención ese día y en los siguientes: cómo padres e hijos aguiluchos no pudieron contener las lágrimas.

A una competencia deportiva se va a ganar o perder, pero cuando se observa a tanta gente identificada con una misma causa, estamos hablando de empatía, y personalmente interpreto esto como el renacimiento del tradicional sentimiento aguilucho, el eslabón que han forjado en un solo haz jugadores-directivos-fanáticos a través de su historia, la reivindicación de la frase “Águilas Cibaeñas, la pasión que une a la familia dominicana”, creada hace unos años por el narrador Mendy López, todo esto integrado en el sello de marca de la más vieja franquicia cibaeña, y que ha convertido a este equipo en el más exitoso de la Liga Dominicana en los últimos 47 años, a partir de su primera corona invernal.

Ese sello de marca aguilucho rechaza la arrogancia, la prepotencia y el anti-deportivismo.  Por el contrario, a través de ese sello los directivos aguiluchos promueven entre sus jugadores el deportivismo, concepto que en su definición podría resumirse como el compromiso con el juego limpio, la  ética y la integridad.

El resultado obtenido por Águilas Cibaeñas en la temporada 2011-12 debe ser aprovechado para analizar qué pasó en las dos anteriores, para no recaer, mantener (y/o mejorar) los aspectos positivos, continuar corrigiendo deficiencias e incrementar la creatividad.  Algo parece estar claro: hay que ampliar la diversificación de planes y personal que ejecute.  Recordemos que ya estamos en el año #12 del siglo 21 y el mundo cambia cada vez más rápido.

Sostuve, y lo ocurrido este año me dio la razón, que la recuperación de las Águilas Cibaeñas llegaría más rápido de lo que la mayoría pensó.  He dicho en múltiples ocasiones, y lo reitero, que en la Lidom ningún equipo posee más talento que otro en sus jugadores, pero todavía muy pocos entienden eso.

Creo que, en este momento, el fortalecimiento de la recuperación aguilucha dependerá en gran medida de la tolerancia a la discrepancia y la calidad del trabajo diario, los 12 meses del año.  Mientras tanto, ese trabajo seguirá siendo arduo, pero la Fe (practicada fielmente, no cacareada -de la boca pa’fuera-) y el optimismo alivianan la carga.
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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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