Es necesario definir una "Marca País", para lo cual se hace necesario trabajar, mediante la búsqueda de un consenso, para identificar los íconos que podrían calificar. En el suroeste existen cuatro lugares que muy bien pueden ser el punto de partida de esa búsqueda.
Por Juan Lladó
No solo porque el genial Shakespeare nos conmina a ser o no ser, los dominicanos estamos condenados a seguir escrutándonos. Para definir una "Marca País" de consenso, una tarea pendiente, debemos seguir buscando e identificando los íconos candidatos, so pena de que la competitividad de nuestro turismo y economía se rezaguen. Un primer abordaje válido es comenzar por repasar nuestras unicidades y maravillas.
Son por lo menos cuatro de nuestras cosas que no existen en ningún otro lugar del mundo. Están todas en el suroeste: la mina de larimar, el río más corto del mundo (Los Patos), el lagarto más pequeño del mundo (el gecko de la Isla Beata), y la mina de yeso de cielo abierto más grande del mundo (Barahona). A esto habría que añadirle los museos de ámbar y larimar más grandes del mundo. Hay otras unicidades respecto a las Antillas (Pico Duarte, altiplano más alto, mayor cantidad de cavernas, mayor endemismo) y otras primacías históricas en América (primera ciudad, primera catedral, primer hospital), pero su restricción geográfica les confiere una menor importancia.
Ni las unicidades mundiales ni las regionales podrían calificar para la "Marca País". No es solo que su grado de atracción no es amplio y poderoso, sino que en sí mismas no concitarían las visitas de extranjeros con la sola motivación de conocerlas. Si fuera posible venderlas en paquete para atraer esas visitas tendríamos un producto más mercadeable. Pero el paquete diluye la identidad y no conseguiríamos el impacto mercadológico que se asocia con una "Marca País". Entonces es válido examinar nuestras "maravillas" a ver si nos ayudan a definirla.
El concepto de "maravilla" no es de estos tiempos. Wikipedia nos dice que el historiador Herodoto (484 -425 AC), y el erudito Calimaco (305-240 AC) fueron los que primero hicieron listas de las siete maravillas del mundo: 1) la Gran Pirámide de Giza, 2) los Jardines Colgantes de Babilonia, 3) la estatua de Zeus en Olimpia, 4) el templo de Artemis en Efesus, 5) el Mausoleo de Maussollos en el Halicarnaso, 6) el Coloso de Rodas, y 7) el Faro de Alejandría. Cualquier párvulo de hoy sabe que el "mundo" de los autores, al desconocer otras latitudes, les impuso una estrechez de miras, si juzgamos por el prisma actual.
A partir del 2001, la New 7Wonders Foundation de Suiza hizo un experticio para escoger las nuevas 7 maravillas mundiales. La diferencia con las de Herodoto y Calimaco son enormes: 1) la Gran Muralla en China, 2) la ciudad de Petra en Jordania, 3) el Cristo Redentor de Río de Janeiro, 4) Machu Pichu en Perú, 5) Chichen Itzá en México, 6) el Coliseo de Roma, y 7) el Taj Mahal de la India. La mayor dispersión geográfica es evidente.
Pero el hecho de que la selección siempre será controversial lo demuestra la que hizo el periódico USA Today en el 2006 auxiliándose del juicio de seis expertos. Su elenco incluye: 1) el Palacio Potala del Tíbet, 2) la Antigua Jerusalén, 3) los cascos polares, 4) el Monumento Nacional Marino Papahanaumokuakea de Hawaii, 5) el Internet, 6) las ruinas mayas de México, y 7) la gran migración del Serengueti y del Masai Mara. De ahí que no sorprendería si resulta problemático decidir cuales serían las 7 maravillas dominicanas.
Aquí nunca se ha hecho un esfuerzo serio, ni en el sector público ni en el privado, para definir las 7 maravillas nacionales. El intento esta pendiente y el MITUR, si lo intentara, deberá convocar un grupo de figuras nacionales e internacionales con el objeto de que establezcan criterios atendibles. El principal tendrá que reflejar una discusión profunda entre lo que juzgarían los extranjeros como grandes atracciones turísticas y lo que, a juicio del nacional despabilado, resulten ser "maravillas". Puede que el sancocho le resulte muy atractivo al nacional, pero eso no necesariamente sería un buen imán para proyectarnos turisticamente.
Un repaso de algunas referencias encontradas en la web sirve para ilustrar la problemática. En un conocido sitio llamado "Slideshare" (http://www.slideshare.net/lavega26/maravillas-dominicanas) se escogen las siguientes: 1) Fortaleza San Felipe de Puerto Plata, 2) Cristo Redentor de Puerto Plata, 3) Teleférico de Puerto Plata, 4) Catedral Inmaculada de La Vega, 5) la Basílica de Higüey, 6) la Catedral Primada de América, y 7) el Faro a Colón. Sin duda, esta selección parece tener el gentilicio puertoplateño y, por tanto, resulta sesgada.
Pero hay otra selección que la reproducen varios sitios de la web (remolacha .net, torontodominicano .com). Esta fue recogida por HOY DIGITAL (http://www. hoy.com.do/vivir/ 2010/7/28/335761/Las-7-maravillas-dominicanas) y las elegidas son las siguientes: 1) Bahía de las Águilas, 2) Hoyo de Pelempito, 3) Constanza y Jarabacoa, 4) las dunas de Baní, 5) la Sierra de Bahoruco, 6) el Morro de Montecristi, y 7) la Península de Samaná. En esta selección se privilegia a los atractivos naturales, pero hay otra que ni se fija en ellos (http://constitucionescolar.jimdo.com/las-7-maravillas-dominicanas/): 1) Cabañas de San Isidro, 2) el Sancocho, 3) el Faro a Colon, 4) Monumento de Santiago, 5) Teleférico de Puerto Plata, 6) Basílica de Higüey, y 7) Yaniqueques de Boca Chica.
Por supuesto, debemos cuidarnos de la siempre artera "petulancia patriótica" y no proponer cualquier rasgo o elemento nacional. Pero ante la dificultad patente de decidir que escoger, lo mejor es comenzar con el largo listado de 100 maravillas dominicanas que nos ofrece el sitio Blogademia (http://blogademia.wordpress.com/2010/01/09/100-maravillas-dominicanas-segun-times/). La falta de espacio no nos permite reproducir la selección, pero al escoger siete de ese pundonoroso elenco siempre deberemos recordar que los escogidos deben ser simpáticos al ojo del extranjero.
A riesgo de perder el favor de algunos lectores, pero con miras a estimular la discusión, quien esto escribe se quedaría con un solo candidato de los 100 de Blogademia. Es lo único que es nuestro solamente ("unicidad"), que tiene un "appeal" universal y que está gustando mucho en los principales mercados turísticos emisores (Norteamérica y Europa): la bachata. Los otros 99 no llenan el cometido de la "Marca País" ni las exigencias de la promoción turística para el mercado turístico internacional. Y con una sola maravilla bastaría.
De cualquier modo, la selección de las 7 maravillas dominicanas debe convertirse en una gran cruzada nacional. Las 14 universidades y 13 escuelas secundarias y politécnicos que tienen programas de turismo en su oferta académica deberían hacer concursos entre sus estudiantes para seleccionarlas. Algunas ONG y otras entidades del sector privado podrían hacer lo mismo. Esa seria una forma de estimular al sector público a que emprenda la tarea oficial. La "Marca País" debe ser un compromiso de todos.
La búsqueda recomendada no puede ser fácil. Tenemos que encontrar algo que nos sirva para múltiples propósitos, incluyendo la promoción turística, la comercial y la de inversiones. Estos fines chocarán entre si y eso hará la búsqueda más difícil. En tanto el turismo es el principal sector de nuestra economía, deberemos adoptar un ícono donde se privilegie la promoción turística como criterio prioritario. Lo que llame la atención del extranjero y lo motive a venir a visitarnos deberá ser el criterio determinante. Por eso comenzar escrutando las "maravillas" es un ejercicio válido.
Por Juan Lladó
Una hermosa imagen de las limpias aguas de Los Patos, en Barahona. |
No solo porque el genial Shakespeare nos conmina a ser o no ser, los dominicanos estamos condenados a seguir escrutándonos. Para definir una "Marca País" de consenso, una tarea pendiente, debemos seguir buscando e identificando los íconos candidatos, so pena de que la competitividad de nuestro turismo y economía se rezaguen. Un primer abordaje válido es comenzar por repasar nuestras unicidades y maravillas.
Son por lo menos cuatro de nuestras cosas que no existen en ningún otro lugar del mundo. Están todas en el suroeste: la mina de larimar, el río más corto del mundo (Los Patos), el lagarto más pequeño del mundo (el gecko de la Isla Beata), y la mina de yeso de cielo abierto más grande del mundo (Barahona). A esto habría que añadirle los museos de ámbar y larimar más grandes del mundo. Hay otras unicidades respecto a las Antillas (Pico Duarte, altiplano más alto, mayor cantidad de cavernas, mayor endemismo) y otras primacías históricas en América (primera ciudad, primera catedral, primer hospital), pero su restricción geográfica les confiere una menor importancia.
Ni las unicidades mundiales ni las regionales podrían calificar para la "Marca País". No es solo que su grado de atracción no es amplio y poderoso, sino que en sí mismas no concitarían las visitas de extranjeros con la sola motivación de conocerlas. Si fuera posible venderlas en paquete para atraer esas visitas tendríamos un producto más mercadeable. Pero el paquete diluye la identidad y no conseguiríamos el impacto mercadológico que se asocia con una "Marca País". Entonces es válido examinar nuestras "maravillas" a ver si nos ayudan a definirla.
El concepto de "maravilla" no es de estos tiempos. Wikipedia nos dice que el historiador Herodoto (484 -425 AC), y el erudito Calimaco (305-240 AC) fueron los que primero hicieron listas de las siete maravillas del mundo: 1) la Gran Pirámide de Giza, 2) los Jardines Colgantes de Babilonia, 3) la estatua de Zeus en Olimpia, 4) el templo de Artemis en Efesus, 5) el Mausoleo de Maussollos en el Halicarnaso, 6) el Coloso de Rodas, y 7) el Faro de Alejandría. Cualquier párvulo de hoy sabe que el "mundo" de los autores, al desconocer otras latitudes, les impuso una estrechez de miras, si juzgamos por el prisma actual.
A partir del 2001, la New 7Wonders Foundation de Suiza hizo un experticio para escoger las nuevas 7 maravillas mundiales. La diferencia con las de Herodoto y Calimaco son enormes: 1) la Gran Muralla en China, 2) la ciudad de Petra en Jordania, 3) el Cristo Redentor de Río de Janeiro, 4) Machu Pichu en Perú, 5) Chichen Itzá en México, 6) el Coliseo de Roma, y 7) el Taj Mahal de la India. La mayor dispersión geográfica es evidente.
Pero el hecho de que la selección siempre será controversial lo demuestra la que hizo el periódico USA Today en el 2006 auxiliándose del juicio de seis expertos. Su elenco incluye: 1) el Palacio Potala del Tíbet, 2) la Antigua Jerusalén, 3) los cascos polares, 4) el Monumento Nacional Marino Papahanaumokuakea de Hawaii, 5) el Internet, 6) las ruinas mayas de México, y 7) la gran migración del Serengueti y del Masai Mara. De ahí que no sorprendería si resulta problemático decidir cuales serían las 7 maravillas dominicanas.
Aquí nunca se ha hecho un esfuerzo serio, ni en el sector público ni en el privado, para definir las 7 maravillas nacionales. El intento esta pendiente y el MITUR, si lo intentara, deberá convocar un grupo de figuras nacionales e internacionales con el objeto de que establezcan criterios atendibles. El principal tendrá que reflejar una discusión profunda entre lo que juzgarían los extranjeros como grandes atracciones turísticas y lo que, a juicio del nacional despabilado, resulten ser "maravillas". Puede que el sancocho le resulte muy atractivo al nacional, pero eso no necesariamente sería un buen imán para proyectarnos turisticamente.
Un repaso de algunas referencias encontradas en la web sirve para ilustrar la problemática. En un conocido sitio llamado "Slideshare" (http://www.slideshare.net/lavega26/maravillas-dominicanas) se escogen las siguientes: 1) Fortaleza San Felipe de Puerto Plata, 2) Cristo Redentor de Puerto Plata, 3) Teleférico de Puerto Plata, 4) Catedral Inmaculada de La Vega, 5) la Basílica de Higüey, 6) la Catedral Primada de América, y 7) el Faro a Colón. Sin duda, esta selección parece tener el gentilicio puertoplateño y, por tanto, resulta sesgada.
Pero hay otra selección que la reproducen varios sitios de la web (remolacha .net, torontodominicano .com). Esta fue recogida por HOY DIGITAL (http://www. hoy.com.do/vivir/ 2010/7/28/335761/Las-7-maravillas-dominicanas) y las elegidas son las siguientes: 1) Bahía de las Águilas, 2) Hoyo de Pelempito, 3) Constanza y Jarabacoa, 4) las dunas de Baní, 5) la Sierra de Bahoruco, 6) el Morro de Montecristi, y 7) la Península de Samaná. En esta selección se privilegia a los atractivos naturales, pero hay otra que ni se fija en ellos (http://constitucionescolar.jimdo.com/las-7-maravillas-dominicanas/): 1) Cabañas de San Isidro, 2) el Sancocho, 3) el Faro a Colon, 4) Monumento de Santiago, 5) Teleférico de Puerto Plata, 6) Basílica de Higüey, y 7) Yaniqueques de Boca Chica.
Por supuesto, debemos cuidarnos de la siempre artera "petulancia patriótica" y no proponer cualquier rasgo o elemento nacional. Pero ante la dificultad patente de decidir que escoger, lo mejor es comenzar con el largo listado de 100 maravillas dominicanas que nos ofrece el sitio Blogademia (http://blogademia.wordpress.com/2010/01/09/100-maravillas-dominicanas-segun-times/). La falta de espacio no nos permite reproducir la selección, pero al escoger siete de ese pundonoroso elenco siempre deberemos recordar que los escogidos deben ser simpáticos al ojo del extranjero.
A riesgo de perder el favor de algunos lectores, pero con miras a estimular la discusión, quien esto escribe se quedaría con un solo candidato de los 100 de Blogademia. Es lo único que es nuestro solamente ("unicidad"), que tiene un "appeal" universal y que está gustando mucho en los principales mercados turísticos emisores (Norteamérica y Europa): la bachata. Los otros 99 no llenan el cometido de la "Marca País" ni las exigencias de la promoción turística para el mercado turístico internacional. Y con una sola maravilla bastaría.
De cualquier modo, la selección de las 7 maravillas dominicanas debe convertirse en una gran cruzada nacional. Las 14 universidades y 13 escuelas secundarias y politécnicos que tienen programas de turismo en su oferta académica deberían hacer concursos entre sus estudiantes para seleccionarlas. Algunas ONG y otras entidades del sector privado podrían hacer lo mismo. Esa seria una forma de estimular al sector público a que emprenda la tarea oficial. La "Marca País" debe ser un compromiso de todos.
La búsqueda recomendada no puede ser fácil. Tenemos que encontrar algo que nos sirva para múltiples propósitos, incluyendo la promoción turística, la comercial y la de inversiones. Estos fines chocarán entre si y eso hará la búsqueda más difícil. En tanto el turismo es el principal sector de nuestra economía, deberemos adoptar un ícono donde se privilegie la promoción turística como criterio prioritario. Lo que llame la atención del extranjero y lo motive a venir a visitarnos deberá ser el criterio determinante. Por eso comenzar escrutando las "maravillas" es un ejercicio válido.
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