POR GUSTAVO VOLMAR
Felicitamos al Grupo León Jimenes por su exitosa negociación.
La venta proveerá muchos millones de pesos al Estado dominicano, puede implicar una importante entrada de divisas, y pone en evidencia la confianza que existe respecto del futuro crecimiento económico del país.
Pero pese a todas esas cosas positivas, nos queda una cierta desazón, un poco de inquietud, cuando vemos que un icono de la economía nacional pasa a ser controlado por una corporación extranjera.
Puede ser una duda infundada, ilógica. Después de todo, la Cervecería era una empresa de propiedad extranjera antes de ser adquirida por el Grupo León Jimenes, aunque su administración era prácticamente local. Y, además, AmBev es una empresa dinámica, agresiva, que puede proyectar aún más a la CND en mercados foráneos.
Quizás la inquietud se deba a que habrá ahora un monopolio de la cerveza en el país. Podríamos decir que eso no importa, porque dado que la cerveza no es un producto de primera necesidad, no hay que preocuparse por lo que pase con su precio. Pero siendo creyentes en la competencia, pensamos que la que podrá haber entre marcas no equivale a la que había entre empresas.
O quizás se deba al temor de que los ingresos que tendrá el Estado puedan ser gastados y no invertidos, como ocurre con los de Petrocaribe y con los de muchos de los préstamos externos que ha recibido.
O podría deberse a que los beneficios que obtienen accionistas extranjeros tienden a ser sacados del país como dividendos, para lo cual comprarán dólares con pesos, presionando hacia arriba la prima del dólar.
O a lo mejor se origina por la percepción de que no es un caso aislado, pues se suma a otras empresas dominicanas, de ron, refrescos, helados, banca, turismo y comercio que también han sido vendidas, en su totalidad o parte, además de las ventas que se han hecho de grandes extensiones de terrenos, en playas y otros lugares.
La venta proveerá muchos millones de pesos al Estado dominicano, puede implicar una importante entrada de divisas, y pone en evidencia la confianza que existe respecto del futuro crecimiento económico del país.
Pero pese a todas esas cosas positivas, nos queda una cierta desazón, un poco de inquietud, cuando vemos que un icono de la economía nacional pasa a ser controlado por una corporación extranjera.
Puede ser una duda infundada, ilógica. Después de todo, la Cervecería era una empresa de propiedad extranjera antes de ser adquirida por el Grupo León Jimenes, aunque su administración era prácticamente local. Y, además, AmBev es una empresa dinámica, agresiva, que puede proyectar aún más a la CND en mercados foráneos.
Quizás la inquietud se deba a que habrá ahora un monopolio de la cerveza en el país. Podríamos decir que eso no importa, porque dado que la cerveza no es un producto de primera necesidad, no hay que preocuparse por lo que pase con su precio. Pero siendo creyentes en la competencia, pensamos que la que podrá haber entre marcas no equivale a la que había entre empresas.
O quizás se deba al temor de que los ingresos que tendrá el Estado puedan ser gastados y no invertidos, como ocurre con los de Petrocaribe y con los de muchos de los préstamos externos que ha recibido.
O podría deberse a que los beneficios que obtienen accionistas extranjeros tienden a ser sacados del país como dividendos, para lo cual comprarán dólares con pesos, presionando hacia arriba la prima del dólar.
O a lo mejor se origina por la percepción de que no es un caso aislado, pues se suma a otras empresas dominicanas, de ron, refrescos, helados, banca, turismo y comercio que también han sido vendidas, en su totalidad o parte, además de las ventas que se han hecho de grandes extensiones de terrenos, en playas y otros lugares.
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