Monika Samaan |
Sin duda, este es el plato que más caro le ha salido al gigante de comida rápida Kentucky Fried Chicken. La justicia australiana ha condenado a la empresa a pagar 8.3 millones de dólares a una niña australiana que sufrió daños cerebrales severos tras comer un "twister" de pollo en uno de sus establecimientos de Sidney.
Monika Samaan, que por aquel entonces tenía siete años, sufrió una intoxicación por salmonelosis que derivó en lesiones cerebrales. A causa de ello, su capacidad de habla se vio afectada y le provocó una cuadriplejía espástica, en octubre del 2005.
Durante el juicio, celebrado en 20120, el padre de la menor declaró que varios miembros de su familia (su mujer, otro hijo y él mismo) también tuvieron que ser ingresados en el hospital tras compartir el bocadillo de su hija.
La Corte Suprema del estado de Nueva Gales del Sur falló a favor de la familia hace una semana, y el pasado viernes ordenó a la cadena de comida rápida KFC a pagar la indemnización y los cortes del proceso judicial.
Durante el juicio, el juez Stephen Rothman dijo que el pollo se contaminó a causa de "una mala manipulación de los alimentos por parte de uno o más empleados de KFC", lo que calificó de "negligencia".
El abogado de la familia, George Vlahakis, hizo público el alivio de la familia, que dio por finalizada la batalla legal, ya que, según este, "los severos daños cerebrales de Monika y su discapacidad han agotado los limitados recursos de esta familia".
"Monika es hoy en día una niña grande y encuentran cada vez más problemas para levantarla y cuidar de sus necesidad básicas a la vez que deben atender a sus hermanos", reza el abogado.
"La indemnización es muy justa, aunque KFC hasta la fecha ha mostrado su determinación para que Monika y su familia no reciban ni un céntimo". La semana pasada, KFC anunció su intención de recurrir la sentencia ante el Supremo.
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