El retrato de Bianca Sforza, que se le atribuye a Leonardo Da Vinci, ha provocado controversias, pero la mayoría coincide en que se trata de una segunda Mona Lisa
El descubrimiento de un Da Vinci es en verdad excepcional. Había pasado 75 años desde la última autenticación de un cuadro del maestro, cuando Peter Silverman compró un dibujo hecho con tiza y tinta en papel vitela.
Desde que vio el perfil de Bianca Sforza notó que se trataba de una obra de estilo renacentista, por lo que de inmediato se formuló la pregunta: ¿y si esto fuera obra del mismísimo gran Leonardo?
La teoría cobró fuerza al comprobarse que la modelo usada en el retrato perteneció a la corte milanesa de finales del siglo XV, que fue en el mismo período en que Da Vinci vivió en Milán.
La prácticamente imperceptible huella de un dedo en una esquina. Este mínimo detalle, invisible hasta la fecha, ha permitido atribuir un cuadro que se creía era obra de un artista alemán del siglo XIX al genio del Renacimiento Leonardo Da Vinci.
“La Bella Principessa” es el título de este cuadro que, según ha publicado la revista italiana “Antiques Trade Gazette” pertenece a Da Vinci. Una huella del dedo índice o corazón que es "muy similar" a la encontrada en un “San Jerónimo” del pintor renacentista y que conserva el Vaticano es la clave para atribuir la obra a Da Vinci.
"Capturarla nos llevó al menos dos horas y después tuvimos que estudiar más de 20 gigabytes de datos", señaló Jean Penicaut, responsable de la empresa Lumière Technology propietaria de la cámara multiespectral que captó la huella.
Pero no solo la huella dactilar sino también la prueba del carbono 14, que señala que el pergamino data de entre 1440 y 1650, y los análisis con rayos infrarrojos de la técnica del artista confirman la autoría de la obra.
El artífice de este hallazgo es Martin Kemp, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Oxford y experto en la obra de Da Vinci.
Fue el quien tuvo un "pálpito" al ver la obra y comenzó sus estudios. Según confiesa él fue el primer sorprendido al ver como "todo encajaba" y relatará su historia en un libro de más de doscientas páginas que se publicará a finales de año.
El propio Kemp fue quien decidió rebautizar la obra como 'La Bella Principessa'.
Un pequeño tesoro de tan solo 33 centímetros de alto por 23 de ancho, ha multiplicado su valor. De hecho el cuadro fue adjudicado hace más de diez años en una subasta en Nueva York bajo el título de 'Joven de Perfil con Vestido del Renacimiento' por poco más de 12.000 euros cuando ahora podría superar con creces los cien millones de euros.
No en vano se trata del único hallazgo sobre Da Vinci encontrado en los últimos 100 años.
El descubrimiento de un Da Vinci es en verdad excepcional. Había pasado 75 años desde la última autenticación de un cuadro del maestro, cuando Peter Silverman compró un dibujo hecho con tiza y tinta en papel vitela.
Desde que vio el perfil de Bianca Sforza notó que se trataba de una obra de estilo renacentista, por lo que de inmediato se formuló la pregunta: ¿y si esto fuera obra del mismísimo gran Leonardo?
La teoría cobró fuerza al comprobarse que la modelo usada en el retrato perteneció a la corte milanesa de finales del siglo XV, que fue en el mismo período en que Da Vinci vivió en Milán.
La prácticamente imperceptible huella de un dedo en una esquina. Este mínimo detalle, invisible hasta la fecha, ha permitido atribuir un cuadro que se creía era obra de un artista alemán del siglo XIX al genio del Renacimiento Leonardo Da Vinci.
“La Bella Principessa” es el título de este cuadro que, según ha publicado la revista italiana “Antiques Trade Gazette” pertenece a Da Vinci. Una huella del dedo índice o corazón que es "muy similar" a la encontrada en un “San Jerónimo” del pintor renacentista y que conserva el Vaticano es la clave para atribuir la obra a Da Vinci.
"Capturarla nos llevó al menos dos horas y después tuvimos que estudiar más de 20 gigabytes de datos", señaló Jean Penicaut, responsable de la empresa Lumière Technology propietaria de la cámara multiespectral que captó la huella.
Pero no solo la huella dactilar sino también la prueba del carbono 14, que señala que el pergamino data de entre 1440 y 1650, y los análisis con rayos infrarrojos de la técnica del artista confirman la autoría de la obra.
El artífice de este hallazgo es Martin Kemp, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Oxford y experto en la obra de Da Vinci.
Fue el quien tuvo un "pálpito" al ver la obra y comenzó sus estudios. Según confiesa él fue el primer sorprendido al ver como "todo encajaba" y relatará su historia en un libro de más de doscientas páginas que se publicará a finales de año.
El propio Kemp fue quien decidió rebautizar la obra como 'La Bella Principessa'.
Un pequeño tesoro de tan solo 33 centímetros de alto por 23 de ancho, ha multiplicado su valor. De hecho el cuadro fue adjudicado hace más de diez años en una subasta en Nueva York bajo el título de 'Joven de Perfil con Vestido del Renacimiento' por poco más de 12.000 euros cuando ahora podría superar con creces los cien millones de euros.
No en vano se trata del único hallazgo sobre Da Vinci encontrado en los últimos 100 años.
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