Por Yancen Pujols
No hay mal que por bien no venga. Esa frase la hemos escuchado en innúmeras ocasiones y me parece que a Robinson Canó le cae como anillo al dedo.
Es verdad que los fanáticos de Kansas City la emprendieron contra el nativo de San Pedro de Macorís de una forma probablemente nunca antes vista en un Juego de Estrellas. Vale decir que pecaron de dictatoriales cuando el dominicano hizo pleno ejercicio de sus derechos, democráticamente concedidos, para elegir al que entendía era el mejor equipo para competir en el Derby de Jonrones.
No elegir al localista Billy Butler, que tampoco era la panacea de la Liga Americana en la lucha de cuadrangulares, fue un pecado jamás perdonado por una grey de Kansas City que no le dio tregua al segunda base de los Yankees.
Pero creo que al final Canó sale beneficiado.
La estrella de Robinson crece cada día más. Hace rato que es el mejor pelotero de los Yankees y cuenta con la bendición de Derek Jeter, el dueño de Nueva York, para esos fines. Jeter lo elogia cada vez que puede y estamos hablando de un pelotero como Jeter, voz respetada y autorizada aun en los más conservadores círculos de la pelota.
Y resulta que ahora Canó es mucho más popular, porque quiérase o no, un poco de drama ayuda a erigir las figuras en celebridades.
Leí un dato que el intermedista recibió más de 26 mil nuevos seguidores el pasado lunes durante el Derby. Se fue de 10-0, una actuación paupérrima para el campeón de la pasada versión, pero aun así fue del que más se habló, el personaje de la noche y no temo en señalar que ese momento de abucheos y animosidad en su contra tiene categoría de duradero. No creo que se olvide por al menos una década.
Canó pudo perder una batalla, pero saldrá beneficiado en la guerra.
Es verdad que los fanáticos de Kansas City la emprendieron contra el nativo de San Pedro de Macorís de una forma probablemente nunca antes vista en un Juego de Estrellas. Vale decir que pecaron de dictatoriales cuando el dominicano hizo pleno ejercicio de sus derechos, democráticamente concedidos, para elegir al que entendía era el mejor equipo para competir en el Derby de Jonrones.
No elegir al localista Billy Butler, que tampoco era la panacea de la Liga Americana en la lucha de cuadrangulares, fue un pecado jamás perdonado por una grey de Kansas City que no le dio tregua al segunda base de los Yankees.
Pero creo que al final Canó sale beneficiado.
La estrella de Robinson crece cada día más. Hace rato que es el mejor pelotero de los Yankees y cuenta con la bendición de Derek Jeter, el dueño de Nueva York, para esos fines. Jeter lo elogia cada vez que puede y estamos hablando de un pelotero como Jeter, voz respetada y autorizada aun en los más conservadores círculos de la pelota.
Y resulta que ahora Canó es mucho más popular, porque quiérase o no, un poco de drama ayuda a erigir las figuras en celebridades.
Leí un dato que el intermedista recibió más de 26 mil nuevos seguidores el pasado lunes durante el Derby. Se fue de 10-0, una actuación paupérrima para el campeón de la pasada versión, pero aun así fue del que más se habló, el personaje de la noche y no temo en señalar que ese momento de abucheos y animosidad en su contra tiene categoría de duradero. No creo que se olvide por al menos una década.
Canó pudo perder una batalla, pero saldrá beneficiado en la guerra.
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