Escrito por: Américo Celado S.
(Americo.celado@gmail.com)
Las tres palabras que sirven de título a esta entrega, bien se pueden utilizar en el proceso que acaba de concluir la selección nacional de baloncesto superior.
Me detuve a observar el juego de fogueo entre la selección de Estados Unidos y la nuestra el pasado jueves, con sentido crítico reitero, y como era de suponer, resultó una práctica más para los astros norteamericanos de la NBA.
La realidad se evidenció desde el pitazo inicial hasta el segundo final de este fogueo, de que es una quimera vender que el equipo nacional está a la puerta del nivel mundialista. Eso solamente se justifica y se acepta dentro del excelente plan publicitario que lleva a cabo la empresa que maneja la selección, y que de manera efectiva convenció y llenó de falsos sueños a miles de dominicanos.
Por eso, y luego de la descalificación del equipo nacional en el torneo eliminatorio para los Juegos Olímpicos de Londres, la verdad ha de ser dicha desprovista de fanatismo, nacionalismo rancio y de intereses.
Sin un armador capaz de hacer daño con un disparo de la periferia por encima del promedio y sin auténticos tiradores que impongan e inspiren respeto en el contrario, que obligue a un dirigente a establecer esquemas defensivos para cuidarlos, nadie se llame a engaño ni sueñe con competir de igual a igual con los conjuntos del primer nivel.
Juan Coronado hizo su trabajo y lo puede seguir haciendo porque en competencias regionales, que es su nivel, puede desempeñarse eficientemente; lo mismo que Francisco García, Manuel Fortuna, Jack Michael Martínez, Ronald Ramón, entre otros.
Me atrevo a afirmar que dentro de la evaluación obligada que se hará sobre el desempeño de la selección, habrá que reconocer que fue un error dejar fuera a Charlie Villanueva y a Luis Flores, que sí tienen habilidades y experiencia para accionar acorde a las exigencias de ese nivel, aunque estuvieran fuera de forma como se alegó.
El apasionamiento de fanáticos, de periodistas-fanáticos y de personas interesadas quiso darle un matiz de tragedia nacional a la descalificación del equipo nacional para los Juegos de Londres, engañándose y engañando a un pueblo que no se lo merece porque a pesar de llegar más lejos de lo programado, la realidad de ese grupo es otra.
Que el proyecto muestra sus avances es digno de reconocer, pero prefiero quedarme con la declaración de Alfred Horford Reynoso a José Gómez para un programa de radio de la emisora Z-101 después del juego ante Nigeria, que entre otras cosas reconoció que todavía falta mucho por mejorar para competir en ese nivel mundialista.
(Americo.celado@gmail.com)
Las tres palabras que sirven de título a esta entrega, bien se pueden utilizar en el proceso que acaba de concluir la selección nacional de baloncesto superior.
Me detuve a observar el juego de fogueo entre la selección de Estados Unidos y la nuestra el pasado jueves, con sentido crítico reitero, y como era de suponer, resultó una práctica más para los astros norteamericanos de la NBA.
La realidad se evidenció desde el pitazo inicial hasta el segundo final de este fogueo, de que es una quimera vender que el equipo nacional está a la puerta del nivel mundialista. Eso solamente se justifica y se acepta dentro del excelente plan publicitario que lleva a cabo la empresa que maneja la selección, y que de manera efectiva convenció y llenó de falsos sueños a miles de dominicanos.
Por eso, y luego de la descalificación del equipo nacional en el torneo eliminatorio para los Juegos Olímpicos de Londres, la verdad ha de ser dicha desprovista de fanatismo, nacionalismo rancio y de intereses.
Sin un armador capaz de hacer daño con un disparo de la periferia por encima del promedio y sin auténticos tiradores que impongan e inspiren respeto en el contrario, que obligue a un dirigente a establecer esquemas defensivos para cuidarlos, nadie se llame a engaño ni sueñe con competir de igual a igual con los conjuntos del primer nivel.
Juan Coronado hizo su trabajo y lo puede seguir haciendo porque en competencias regionales, que es su nivel, puede desempeñarse eficientemente; lo mismo que Francisco García, Manuel Fortuna, Jack Michael Martínez, Ronald Ramón, entre otros.
Me atrevo a afirmar que dentro de la evaluación obligada que se hará sobre el desempeño de la selección, habrá que reconocer que fue un error dejar fuera a Charlie Villanueva y a Luis Flores, que sí tienen habilidades y experiencia para accionar acorde a las exigencias de ese nivel, aunque estuvieran fuera de forma como se alegó.
El apasionamiento de fanáticos, de periodistas-fanáticos y de personas interesadas quiso darle un matiz de tragedia nacional a la descalificación del equipo nacional para los Juegos de Londres, engañándose y engañando a un pueblo que no se lo merece porque a pesar de llegar más lejos de lo programado, la realidad de ese grupo es otra.
Que el proyecto muestra sus avances es digno de reconocer, pero prefiero quedarme con la declaración de Alfred Horford Reynoso a José Gómez para un programa de radio de la emisora Z-101 después del juego ante Nigeria, que entre otras cosas reconoció que todavía falta mucho por mejorar para competir en ese nivel mundialista.
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.