Por Rosario Espinal
Dicen que la esperanza no debe perderse, y en eso cifran muchos dominicanos su optimismo cuando llega un nuevo presidente al Palacio.
Ha sido harto repetido el slogan de campaña con el cual Danilo Medina buscó congraciarse con Leonel Fernández, y a la vez, generar expectativas de cambio en una sociedad cansada del PLD y sin alternativas creíbles.
Ante la perplejidad general con la ratificación de muchos altos funcionarios, una de las interpretaciones más socorrida es que con un nuevo director, la orquesta tocará mejor. ¡Espere la función!
Al escuchar este cántico, imagino que Leonel Fernández soltará carcajadas, o quizás se haya molestado, porque si el argumento anterior es correcto, entonces el culpable de los males era él.
La revista The Economist, citada a veces por el gobierno dominicano cuando le conviene (no ahora), publicó recientemente un artículo titulado: “El turno de Medina: ron nuevo en botellas viejas” (en inglés, “Medina’s Turn: New Rum in Old Bottles”). La interrogante central del artículo es la misma que ha circulado en la sociedad dominicana desde el 16 de agosto: ¿puede Medina impulsar los cambios prometidos con los mismos funcionarios?
Algunos son nuevos, es cierto, pero no tienen poder en la estructura del PLD y serán secundarios a los comandantes del Comité Político. Además, y muy preocupante, es que algunos de esos nuevos funcionarios fueron los encargados de buscar dinero para sostener las campañas de Medina, entonces: ¿han ido al gobierno a ganar suelditos y a coger lucha apagando luces y aire acondicionados por los déficits acumulados? ¡Por favor!
Ah, y no olvidemos a los campeones de la política dominicana. Me refiero a los jefes de partiditos aliados que repiten en sus cargos. ¿Qué incentivos tienen estos funcionarios para impulsar buenos cambios? Su vínculo con el Estado es de lechero: ordeñar para su parcelita, así de craso.
Han pasado ya dos semanas de la toma de posesión y la estructura de funcionarios gubernamentales es prácticamente la misma de Fernández: miembros del Comité Político y el Comité Central, jefes de partidos aliados, y figuras del sector externo que sostuvieron económicamente a Medina. Si este equipo corregirá lo que está mal y hará lo (bueno) que nunca se hizo, entonces Danilo Medina será un mago.
Cuando aumente la frustración con lo que siempre se ha hecho se dirá que hay que esperar 100 días para emitir juicios. ¡Fabuloso calmante! Tómelo.
Mientras tanto, esperemos que en los próximos 100 días no aumenten los impuestos a las capas medias y bajas. Que los funcionarios repitientes a cargo de la Policía impulsen una buena reforma para mejorar la seguridad ciudadana. Que la Comisión de Ética (ahora Dirección) devele los corruptos (¿por qué será que sólo le cambiaron el nombre a esa institución?). Que el Ministerio Público defienda verdaderamente los intereses públicos. Que se destinen los recursos prometidos a la educación sin un gancho impositivo y se impulse una reforma del sistema educativo. Que no domine la politiquería y el robo en el sistema eléctrico, ojalá, ojalá.
Cuando pasen los 100 días, si no hay primicias de los cambios prometidos, entonces los voceros del gobierno dirán que debe esperarse cuatro años para emitir un juicio final.
Para entonces, si Danilo Medina corrige lo que está mal y hace lo que nunca se hizo, quedará comprobado que el problema era Leonel Fernández. Si no, Medina caerá en la lista de presidentes sin voluntad para corregir lo que está mal y hacer lo bueno que nunca se hizo. ¿Qué será, será? En tiempo te lo dirá. ¿Qué será, será?
Dicen que la esperanza no debe perderse, y en eso cifran muchos dominicanos su optimismo cuando llega un nuevo presidente al Palacio.
Ha sido harto repetido el slogan de campaña con el cual Danilo Medina buscó congraciarse con Leonel Fernández, y a la vez, generar expectativas de cambio en una sociedad cansada del PLD y sin alternativas creíbles.
Ante la perplejidad general con la ratificación de muchos altos funcionarios, una de las interpretaciones más socorrida es que con un nuevo director, la orquesta tocará mejor. ¡Espere la función!
Al escuchar este cántico, imagino que Leonel Fernández soltará carcajadas, o quizás se haya molestado, porque si el argumento anterior es correcto, entonces el culpable de los males era él.
La revista The Economist, citada a veces por el gobierno dominicano cuando le conviene (no ahora), publicó recientemente un artículo titulado: “El turno de Medina: ron nuevo en botellas viejas” (en inglés, “Medina’s Turn: New Rum in Old Bottles”). La interrogante central del artículo es la misma que ha circulado en la sociedad dominicana desde el 16 de agosto: ¿puede Medina impulsar los cambios prometidos con los mismos funcionarios?
Algunos son nuevos, es cierto, pero no tienen poder en la estructura del PLD y serán secundarios a los comandantes del Comité Político. Además, y muy preocupante, es que algunos de esos nuevos funcionarios fueron los encargados de buscar dinero para sostener las campañas de Medina, entonces: ¿han ido al gobierno a ganar suelditos y a coger lucha apagando luces y aire acondicionados por los déficits acumulados? ¡Por favor!
Ah, y no olvidemos a los campeones de la política dominicana. Me refiero a los jefes de partiditos aliados que repiten en sus cargos. ¿Qué incentivos tienen estos funcionarios para impulsar buenos cambios? Su vínculo con el Estado es de lechero: ordeñar para su parcelita, así de craso.
Han pasado ya dos semanas de la toma de posesión y la estructura de funcionarios gubernamentales es prácticamente la misma de Fernández: miembros del Comité Político y el Comité Central, jefes de partidos aliados, y figuras del sector externo que sostuvieron económicamente a Medina. Si este equipo corregirá lo que está mal y hará lo (bueno) que nunca se hizo, entonces Danilo Medina será un mago.
Cuando aumente la frustración con lo que siempre se ha hecho se dirá que hay que esperar 100 días para emitir juicios. ¡Fabuloso calmante! Tómelo.
Mientras tanto, esperemos que en los próximos 100 días no aumenten los impuestos a las capas medias y bajas. Que los funcionarios repitientes a cargo de la Policía impulsen una buena reforma para mejorar la seguridad ciudadana. Que la Comisión de Ética (ahora Dirección) devele los corruptos (¿por qué será que sólo le cambiaron el nombre a esa institución?). Que el Ministerio Público defienda verdaderamente los intereses públicos. Que se destinen los recursos prometidos a la educación sin un gancho impositivo y se impulse una reforma del sistema educativo. Que no domine la politiquería y el robo en el sistema eléctrico, ojalá, ojalá.
Cuando pasen los 100 días, si no hay primicias de los cambios prometidos, entonces los voceros del gobierno dirán que debe esperarse cuatro años para emitir un juicio final.
Para entonces, si Danilo Medina corrige lo que está mal y hace lo que nunca se hizo, quedará comprobado que el problema era Leonel Fernández. Si no, Medina caerá en la lista de presidentes sin voluntad para corregir lo que está mal y hacer lo bueno que nunca se hizo. ¿Qué será, será? En tiempo te lo dirá. ¿Qué será, será?
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.