Lee Gardner llegó quejándose de calambres en su estómago y vomitando sangre al hospital de Barnsley, en Gran Bretaña.
Cuando los médicos le preguntaron si había ingerido algo anómalo, su respuesta fue un “No”.
Pero en el interior de su estómago se podía observar claramente lo que eran las puntas de un tenedor.
Así, Gardner recordó que hacía 10 años se había tragado accidentalmente un tenedor de plástico, y los médicos le habían dicho que lo expulsaría poco a poco de modo natural.
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