Conducta. Limitan una adecuada inserción del adulto mayor en la sociedad
La palabra vejez se asocia para muchos con fragilidad y angustia debido a que el envejecimiento está cargado de muchas concepciones falsas, temores, creencias y mitos.
Las ideas que persisten actualmente sobre la vejez datan de tiempos remotos, las actitudes a lo largo de la historia se mueven en dos extremos que van desde abandonar, aislar, descuidar y no prestar atención a la persona anciana hasta sobreprotegerla, cuidarla, venerarla y hacerla sujeto de consideraciones especiales.
Estas nociones representan mitos y prejuicios que dificultan el envejecer bien y limitan una adecuada inserción del adulto mayor en la sociedad.
Los mitos y los estereotipos son procesos que forman generalizaciones, creencias o actitudes hacia grupos de población que no responden a la realidad y obligan a la persona a ajustarse a ella.
Como parte de esos mitos y estereotipos se dice que algunos adultos mayores son tercos y cascarrabias, inactivos e inútiles, que siempre están enfermos porque “vejez y enfermedad van de la mano”, que les gusta aislarse y vivir en soledad, que no son creativos, ni flexibles y que no son productivos. Además, se dice que el sexo en los mayores no es placentero, la sociedad lo ve como algo anormal y repugnante por lo que el adulto mayor debe ser asexual.
Esta actitud negativa hacia los adultos mayores se cree que surge del miedo de las generaciones jóvenes a envejecer y de su rechazo a lidiar con los retos económicos y sociales relacionados con el incremento de la población mayor.
Los estereotipos y mitos sobre la vejez podrían desaparecer si se conceptualiza el envejecer como el aprendizaje de unas nuevas funciones sociales y se presta mayor atención a otras cosas del envejecimiento, como el valor cultural del individuo y su familia.
A mayor edad, mayor satisfacción sexual. La satisfacción sexual femenina aumenta con la edad, esto significa que a mayor edad mayor satisfacción sexual femenina, reveló una investigación en la publicación “The American Journal of Medicine”, durante enero de 2012. La encuesta se realizó a mujeres que transitaban la etapa de la vejez, y los resultados evidenciaron que la mayoría de ellas notaban un aumento en la satisfacción sexual y en la vivencia de orgasmos, una información que se orienta en sentido contrario a los mitos de la vejez y la sexualidad.
Fueron 806 mujeres las que integraron el estudio, a todas se les monitoreó su salud durante 40 años, conformando así un gran estudio realizado en la Escuela de Medicina de San Diego, de la Universidad de California. Los investigadores incluyeron el registro y medición de la frecuencia en la actividad sexual, del deseo sexual, información sobre lubricación vaginal (cambio sustancial durante la excitación femenina), orgasmo, satisfacción, así como uso previo de anticonceptivos, dolor durante los encuentros sexuales, datos demográficos e información de su salud en general.
De las mujeres sexualmente activas, 67% disfrutaba de un orgasmo placentero la mayor parte del tiempo o siempre, cabe aclarar que el 63% de las mujeres que participaron en el estudio se encontraban en la postmenopausia.
El 40% de las mujeres participantes reportó no tener nunca o casi nunca deseo sexual, pero aún así participaron en un encuentro erótico que las llevó a informar datos de satisfacción sexual.
Mitos y prejuicios que afectan a las personas ancianas
1- El mito del envejecimiento cronológico. Los individuos se valoran por el número de años que han vivido. Sabemos que esto no es o no debe ser así. Que una persona de edad puede tener un espíritu joven, que a fin de cuentas es lo que le mantiene vivo.
2- El mito de la improductividad. La creencia general es la de que el anciano es un ser incapaz de producir, pero esto también es falso. De hecho, la historia está salpicada de personajes que han dado muestras de sus capacidades creativas, de trabajo, a edades avanzadas. La improductividad hay que buscarla en la enfermedad. La buena salud es fundamental para vivir con ilusión y, en consecuencia, mostrar la capacidad de innovación.
3- El mito de la inflexibilidad. Se dice que los ancianos no son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, a las situaciones nuevas. Que su intransigencia, su falta de flexibilidad, se lo impide. Es el carácter del individuo el que determina la adaptación a las modernidades.
Las ideas que persisten sobre la vejez datan de tiempos remotos, de ahí la importancia de abrirse mentalmente ante los cambios. |
La palabra vejez se asocia para muchos con fragilidad y angustia debido a que el envejecimiento está cargado de muchas concepciones falsas, temores, creencias y mitos.
Las ideas que persisten actualmente sobre la vejez datan de tiempos remotos, las actitudes a lo largo de la historia se mueven en dos extremos que van desde abandonar, aislar, descuidar y no prestar atención a la persona anciana hasta sobreprotegerla, cuidarla, venerarla y hacerla sujeto de consideraciones especiales.
Estas nociones representan mitos y prejuicios que dificultan el envejecer bien y limitan una adecuada inserción del adulto mayor en la sociedad.
Los mitos y los estereotipos son procesos que forman generalizaciones, creencias o actitudes hacia grupos de población que no responden a la realidad y obligan a la persona a ajustarse a ella.
Como parte de esos mitos y estereotipos se dice que algunos adultos mayores son tercos y cascarrabias, inactivos e inútiles, que siempre están enfermos porque “vejez y enfermedad van de la mano”, que les gusta aislarse y vivir en soledad, que no son creativos, ni flexibles y que no son productivos. Además, se dice que el sexo en los mayores no es placentero, la sociedad lo ve como algo anormal y repugnante por lo que el adulto mayor debe ser asexual.
Esta actitud negativa hacia los adultos mayores se cree que surge del miedo de las generaciones jóvenes a envejecer y de su rechazo a lidiar con los retos económicos y sociales relacionados con el incremento de la población mayor.
Los estereotipos y mitos sobre la vejez podrían desaparecer si se conceptualiza el envejecer como el aprendizaje de unas nuevas funciones sociales y se presta mayor atención a otras cosas del envejecimiento, como el valor cultural del individuo y su familia.
A mayor edad, mayor satisfacción sexual. La satisfacción sexual femenina aumenta con la edad, esto significa que a mayor edad mayor satisfacción sexual femenina, reveló una investigación en la publicación “The American Journal of Medicine”, durante enero de 2012. La encuesta se realizó a mujeres que transitaban la etapa de la vejez, y los resultados evidenciaron que la mayoría de ellas notaban un aumento en la satisfacción sexual y en la vivencia de orgasmos, una información que se orienta en sentido contrario a los mitos de la vejez y la sexualidad.
Fueron 806 mujeres las que integraron el estudio, a todas se les monitoreó su salud durante 40 años, conformando así un gran estudio realizado en la Escuela de Medicina de San Diego, de la Universidad de California. Los investigadores incluyeron el registro y medición de la frecuencia en la actividad sexual, del deseo sexual, información sobre lubricación vaginal (cambio sustancial durante la excitación femenina), orgasmo, satisfacción, así como uso previo de anticonceptivos, dolor durante los encuentros sexuales, datos demográficos e información de su salud en general.
De las mujeres sexualmente activas, 67% disfrutaba de un orgasmo placentero la mayor parte del tiempo o siempre, cabe aclarar que el 63% de las mujeres que participaron en el estudio se encontraban en la postmenopausia.
El 40% de las mujeres participantes reportó no tener nunca o casi nunca deseo sexual, pero aún así participaron en un encuentro erótico que las llevó a informar datos de satisfacción sexual.
Mitos y prejuicios que afectan a las personas ancianas
1- El mito del envejecimiento cronológico. Los individuos se valoran por el número de años que han vivido. Sabemos que esto no es o no debe ser así. Que una persona de edad puede tener un espíritu joven, que a fin de cuentas es lo que le mantiene vivo.
2- El mito de la improductividad. La creencia general es la de que el anciano es un ser incapaz de producir, pero esto también es falso. De hecho, la historia está salpicada de personajes que han dado muestras de sus capacidades creativas, de trabajo, a edades avanzadas. La improductividad hay que buscarla en la enfermedad. La buena salud es fundamental para vivir con ilusión y, en consecuencia, mostrar la capacidad de innovación.
3- El mito de la inflexibilidad. Se dice que los ancianos no son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, a las situaciones nuevas. Que su intransigencia, su falta de flexibilidad, se lo impide. Es el carácter del individuo el que determina la adaptación a las modernidades.
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