Estuvo postrada en una cama desde los 19 años, pero eso no le impidió servir a Dios
CIUDAD DEL VATICANO.- Anna Schäffer (1882-1925), proclamada hoy santa por Benedicto XVI, fue una seglar alemana que sufrió atroces dolores físicos debido a quemaduras que la postraron a los 19 años en el lecho para el resto de sus días, lo que le llevó a un profundo amor hacia Dios.
Schäffer nació el 18 de febrero de 1882 en Mindelstetten, en el corazón de Baviera (Alemania), en el seno de una familia modesta.
Desde pequeña quiso ser misionera y se puso a trabajar como sirvienta para ganar lo necesario con lo que pagar la dote e ingresar en una orden religiosa.
Pero con 19 años, mientras ejercía de criada se abrasó el cuerpo con agua hirviendo y sus dos piernas se quemaron desde los pies hasta las rodillas, lo que le marcó para el resto de su vida.
Quedó inválida, en la cama para siempre y aquejada con terribles dolores, pero fue desde este momento cuando tomó conciencia de la responsabilidad que cada cristiano tiene de la santidad de su prójimo e inició su labor de apostolado mediante correspondencia y testimonios por escrito.
Durante la ceremonia de beatificación de la alemana,en 1999, Juan Pablo II dijo de ella que "cuanto más se transformaba su vida en un calvario, tanto más fuerte era en ella la convicción de que la enfermedad y la debilidad podían ser las líneas en las que Dios escribía su evangelio".
Benedicto XVI dijo hoy al proclamarla santa que aunque se rebeló contra la enfermedad, enseguida comprendió que su situación fue una "llamada amorosa del Crucificado para que le siguiera".
"Se convirtió en una intercesora infatigable en la oración y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo. Que su apostolado de oración y de sufrimiento sea para los creyentes de su tierra un ejemplo luminoso. Que su intercesión intensifique la pastoral de los enfermos en cuidados paliativos", afirmó el papa.
CIUDAD DEL VATICANO.- Anna Schäffer (1882-1925), proclamada hoy santa por Benedicto XVI, fue una seglar alemana que sufrió atroces dolores físicos debido a quemaduras que la postraron a los 19 años en el lecho para el resto de sus días, lo que le llevó a un profundo amor hacia Dios.
Schäffer nació el 18 de febrero de 1882 en Mindelstetten, en el corazón de Baviera (Alemania), en el seno de una familia modesta.
Desde pequeña quiso ser misionera y se puso a trabajar como sirvienta para ganar lo necesario con lo que pagar la dote e ingresar en una orden religiosa.
Pero con 19 años, mientras ejercía de criada se abrasó el cuerpo con agua hirviendo y sus dos piernas se quemaron desde los pies hasta las rodillas, lo que le marcó para el resto de su vida.
Quedó inválida, en la cama para siempre y aquejada con terribles dolores, pero fue desde este momento cuando tomó conciencia de la responsabilidad que cada cristiano tiene de la santidad de su prójimo e inició su labor de apostolado mediante correspondencia y testimonios por escrito.
Durante la ceremonia de beatificación de la alemana,en 1999, Juan Pablo II dijo de ella que "cuanto más se transformaba su vida en un calvario, tanto más fuerte era en ella la convicción de que la enfermedad y la debilidad podían ser las líneas en las que Dios escribía su evangelio".
Benedicto XVI dijo hoy al proclamarla santa que aunque se rebeló contra la enfermedad, enseguida comprendió que su situación fue una "llamada amorosa del Crucificado para que le siguiera".
"Se convirtió en una intercesora infatigable en la oración y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo. Que su apostolado de oración y de sufrimiento sea para los creyentes de su tierra un ejemplo luminoso. Que su intercesión intensifique la pastoral de los enfermos en cuidados paliativos", afirmó el papa.
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.