602, en dos grupos, participaron en las tareas de “pacificación”; la decisión provocó la renuncia del entonces canciller Hugo Tolentino Dipp
ADALBERTO DE LA ROSA
El envío a Irak de 602 agentes militares y policiales que constituyeron la “Fuerza Tarea Quisqueya I y II”, que autorizó el gobierno del ex presidente Hipólito Mejía, entre abril de 2003 y febrero de 2004, fue la primera experiencia de combate internacional de soldados dominicanos.
El grupo, dividido en 300 y 302 soldados, integraría luego la brigada multinacional “Plus Ultra”, una coalición militar que la conformaban 2,880 soldados de seis países: 1,300 españoles y 1,580 hispanos; entre ellos 380 salvadoreños,230 nicaragüenses y 368 hondureños.
Eran liderados por la división multinacional de España, que a su vez pertenecía al batallón polaco.
La misión era la reconstrucción y mantenimiento de la seguridad en el marco de la “Operación Libertad Iraquí”, luego de la invasión a Irak desplegada por Estados Unidos, Reino Unido y demás países, que provocó la guerra iniciada el 20 de marzo de 2003 y que concluyó el 18 de diciembre de 2011.
Los dos grupos de soldados dominicanos y de las demás naciones fueron distribuidos en las ciudades de Diwaniya y Nayaf, al Sur de Irak.
Con la excusa de que el gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, Estados Unidos, bajo la administración de George W. Bush, trató de convencer a la comunidad internacional de la pertinencia de una invasión a ese país por el supuesto peligro para esa y las demás naciones del mundo.
Las discusiones
Algunos países plantearon que el tema fuera discutido dentro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Se asignó una comisión de inspectores para que confirmara la aseveración de Estados Unidos, pero no hallaron siquiera indicios de poseer esas armas.
La mayoría de las naciones entendieron que la administración Bush lo que buscaba era controlar los pozos petroleros de Irak, como lo había hecho en los 90 en Kuwait, y de paso eliminar al presidente Saddam Hussein, que pese a que antes era su aliado, se había convertido en uno de los enemigos de sus intereses.
Ante esa situación, la diplomacia norteamericana desarrolló un plan de convencimiento a sus socios económicos y políticos directamente con los presidentes, logrando el respaldo de al menos cuatro naciones de América Latina: El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana.
En el caso dominicano, el pueblo no estaba de acuerdo con el envío de los soldados a una guerra que no era la suya. Así lo expresaba en los medios de comunicación, mediante encuestas, noticias, reflexiones, análisis y opiniones.
Se exigía que el caso fuera conocido por el Congreso Nacional, pero el presidente Hipólito Mejía, haciendo uso de sus poderes dispuso el envío de un primer grupo y luego de un segundo.
Hugo Tolentino Dipp, para entonces canciller de la República, ante la solicitud de los americanos, había recomendado al mandatario discutir el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU como lo exigía Francia y otras naciones.
El canciller pronunció varios discursos ante la Asamblea de la ONU, insistiendo en que cualquier decisión debía tomarla el organismo multilateral; pero se tuvo que ausentar del país porque tenía una reunión con su par francés y ministro de la cooperación, y al llegar a París recibió la información de que el presidente Mejía había hablado de manera espontánea de su apoyo a cualquier decisión que tomaran los norteamericanos con respecto a Irak.
“Entonces yo consideraba que eso era totalmente contrario a los principios del derecho internacional y de la convivencia entre las naciones y que eso violentaba el acuerdo en que habíamos llegado el presidente Hipólito Mejía y yo, para que yo asumiera la posición públicamente”, narra Tolentino Dipp.
Hipólito Mejía aceptaba en principio la posición de su ministro de Relaciones Exteriores, pero fue convencido por los norteamericanos de enviar los soldados. Para entonces se comentó que Estados Unidos le daría a cambio su apoyo a la reelección presidencial en el año siguiente, cosa que no logró.
“Yo iba a Francia e iba a asumir esa posición, entonces, frente a esa decisión de Hipólito de apoyar por encima de las Naciones Unidas de manera unilateral la decisión que tomaran los norteamericanos, yo plantee mi renuncia. Por eso te decía al principio, porque es muy simple, el presidente de República es el que constitucionalmente traza la política internacional, y si no corresponde con lo que piensa el canciller, lo lógico es que el canciller se vaya y yo me fui, simplemente porque era una cuestión de principio para mí”. Hugo Tolentino Dipp renunció de la entonces Secretaría de Relaciones Exteriores a mediados de marzo de 2003, un año y medio antes de que concluyera el gobierno 2000-2004 que encabezó Hipólito Mejía. l
Hugo Tolentino Dipp fue canciller de 2000 a 2003
El historiador, político y escritor Hugo Tolentino Dipp fue el primer secretario de Relaciones Exteriores del gobierno que encabezó el expresidente Hipólito Mejía en el año 2000. Permaneció en el cargo hasta marzo de 2003, cuando renunció. Fue sustituido por Francisco Guerrero Prats.
Tolentino Dipp ha sido presidente de la Cámara de Diputados y rector de la UASD. En la actualidad es diputado nacional por el Partido Revolucionario Dominicano.
ADALBERTO DE LA ROSA
El envío a Irak de 602 agentes militares y policiales que constituyeron la “Fuerza Tarea Quisqueya I y II”, que autorizó el gobierno del ex presidente Hipólito Mejía, entre abril de 2003 y febrero de 2004, fue la primera experiencia de combate internacional de soldados dominicanos.
El grupo, dividido en 300 y 302 soldados, integraría luego la brigada multinacional “Plus Ultra”, una coalición militar que la conformaban 2,880 soldados de seis países: 1,300 españoles y 1,580 hispanos; entre ellos 380 salvadoreños,230 nicaragüenses y 368 hondureños.
Eran liderados por la división multinacional de España, que a su vez pertenecía al batallón polaco.
La misión era la reconstrucción y mantenimiento de la seguridad en el marco de la “Operación Libertad Iraquí”, luego de la invasión a Irak desplegada por Estados Unidos, Reino Unido y demás países, que provocó la guerra iniciada el 20 de marzo de 2003 y que concluyó el 18 de diciembre de 2011.
Los dos grupos de soldados dominicanos y de las demás naciones fueron distribuidos en las ciudades de Diwaniya y Nayaf, al Sur de Irak.
Con la excusa de que el gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, Estados Unidos, bajo la administración de George W. Bush, trató de convencer a la comunidad internacional de la pertinencia de una invasión a ese país por el supuesto peligro para esa y las demás naciones del mundo.
Las discusiones
Algunos países plantearon que el tema fuera discutido dentro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Se asignó una comisión de inspectores para que confirmara la aseveración de Estados Unidos, pero no hallaron siquiera indicios de poseer esas armas.
La mayoría de las naciones entendieron que la administración Bush lo que buscaba era controlar los pozos petroleros de Irak, como lo había hecho en los 90 en Kuwait, y de paso eliminar al presidente Saddam Hussein, que pese a que antes era su aliado, se había convertido en uno de los enemigos de sus intereses.
Ante esa situación, la diplomacia norteamericana desarrolló un plan de convencimiento a sus socios económicos y políticos directamente con los presidentes, logrando el respaldo de al menos cuatro naciones de América Latina: El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana.
En el caso dominicano, el pueblo no estaba de acuerdo con el envío de los soldados a una guerra que no era la suya. Así lo expresaba en los medios de comunicación, mediante encuestas, noticias, reflexiones, análisis y opiniones.
Se exigía que el caso fuera conocido por el Congreso Nacional, pero el presidente Hipólito Mejía, haciendo uso de sus poderes dispuso el envío de un primer grupo y luego de un segundo.
Hugo Tolentino Dipp, para entonces canciller de la República, ante la solicitud de los americanos, había recomendado al mandatario discutir el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU como lo exigía Francia y otras naciones.
El canciller pronunció varios discursos ante la Asamblea de la ONU, insistiendo en que cualquier decisión debía tomarla el organismo multilateral; pero se tuvo que ausentar del país porque tenía una reunión con su par francés y ministro de la cooperación, y al llegar a París recibió la información de que el presidente Mejía había hablado de manera espontánea de su apoyo a cualquier decisión que tomaran los norteamericanos con respecto a Irak.
“Entonces yo consideraba que eso era totalmente contrario a los principios del derecho internacional y de la convivencia entre las naciones y que eso violentaba el acuerdo en que habíamos llegado el presidente Hipólito Mejía y yo, para que yo asumiera la posición públicamente”, narra Tolentino Dipp.
Hipólito Mejía aceptaba en principio la posición de su ministro de Relaciones Exteriores, pero fue convencido por los norteamericanos de enviar los soldados. Para entonces se comentó que Estados Unidos le daría a cambio su apoyo a la reelección presidencial en el año siguiente, cosa que no logró.
“Yo iba a Francia e iba a asumir esa posición, entonces, frente a esa decisión de Hipólito de apoyar por encima de las Naciones Unidas de manera unilateral la decisión que tomaran los norteamericanos, yo plantee mi renuncia. Por eso te decía al principio, porque es muy simple, el presidente de República es el que constitucionalmente traza la política internacional, y si no corresponde con lo que piensa el canciller, lo lógico es que el canciller se vaya y yo me fui, simplemente porque era una cuestión de principio para mí”. Hugo Tolentino Dipp renunció de la entonces Secretaría de Relaciones Exteriores a mediados de marzo de 2003, un año y medio antes de que concluyera el gobierno 2000-2004 que encabezó Hipólito Mejía. l
Hugo Tolentino Dipp fue canciller de 2000 a 2003
El historiador, político y escritor Hugo Tolentino Dipp fue el primer secretario de Relaciones Exteriores del gobierno que encabezó el expresidente Hipólito Mejía en el año 2000. Permaneció en el cargo hasta marzo de 2003, cuando renunció. Fue sustituido por Francisco Guerrero Prats.
Tolentino Dipp ha sido presidente de la Cámara de Diputados y rector de la UASD. En la actualidad es diputado nacional por el Partido Revolucionario Dominicano.
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