Biodiversidad. La Ley de Cacería 11-2011 prohíbe su captura, especialmente en las áreas urbanas
Sus excrementos crean hongos y dañan la salud
Escrito por: Yanet Féliz
Santo Domingo.-Por representar uno de los símbolos de la paz y la buena suerte, las palomas son vistas y acogidas con beneplácito por distintos grupos de la sociedad.
Es de las pocas especies adaptadas a vivir en grandes ciudades por la similitud de las urbes y los acantilados, donde hacen vida silvestre, por esa razón es catalogada como un ave doméstica.
Sin embargo, al congregarse se convierten muchas veces en una perturbación para las personas, especialmente cuando se adueñan de los techos, ventanas y toldos de las casas o edificaciones antiguas, en las que provocan corrosión o se convierten en fuente de enfermedades.
Nelson García, biólogo del Departamento de Regulaciones y Control de la Dirección de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, dijo que el problema de las palomas es que al ser animales omnívoros, que comen semillas y restos de comida, son atraídas con facilidad donde encuentran esa condición y abundante agua, como ocurre en parques y otras áreas verdes.
Los hongos
De ahí que producen una gran cantidad de desechos o heces fecales que contienen una sustancia ácida fosfórica y úrica que al transformarse con la alantoína alcanza un alto poder corrosivo, que además de afectar las paredes de monumentos históricos y las casas manchan los vehículos.
“Debido a la palomina, una combinación de las plumas con los excrementos bajo cierta condición de humedad, se genera el hongo denominado Histoplasma capsulatum, que puede afectar las vías respiratorias de las personas asmáticas por las esporas de ese hongo cuando penetra desde los acondicionadores de aire donde ellas se posan”, explicó García.
Tomando en cuenta que la Ley de Cacería 11-2011 prohíbe su caza y envenenamiento, García recomienda a las personas que quieren alejarlas de su entono que eliminen los comederos y fuentes de agua.
Sugirió establecer sistemas de pinchos, estructuras plásticas que se colocan en las ventanas y lugares donde estas posan o colocar líneas de naylon muy finas, especial para que pierdan la estabilidad y emprendan el vuelo enseguida.
Sus excrementos crean hongos y dañan la salud
Escrito por: Yanet Féliz
Aquí falta que los ayuntamientos prohíban que la gente les lance comida dondequiera. |
Santo Domingo.-Por representar uno de los símbolos de la paz y la buena suerte, las palomas son vistas y acogidas con beneplácito por distintos grupos de la sociedad.
Es de las pocas especies adaptadas a vivir en grandes ciudades por la similitud de las urbes y los acantilados, donde hacen vida silvestre, por esa razón es catalogada como un ave doméstica.
Sin embargo, al congregarse se convierten muchas veces en una perturbación para las personas, especialmente cuando se adueñan de los techos, ventanas y toldos de las casas o edificaciones antiguas, en las que provocan corrosión o se convierten en fuente de enfermedades.
Nelson García, biólogo del Departamento de Regulaciones y Control de la Dirección de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, dijo que el problema de las palomas es que al ser animales omnívoros, que comen semillas y restos de comida, son atraídas con facilidad donde encuentran esa condición y abundante agua, como ocurre en parques y otras áreas verdes.
Los hongos
De ahí que producen una gran cantidad de desechos o heces fecales que contienen una sustancia ácida fosfórica y úrica que al transformarse con la alantoína alcanza un alto poder corrosivo, que además de afectar las paredes de monumentos históricos y las casas manchan los vehículos.
“Debido a la palomina, una combinación de las plumas con los excrementos bajo cierta condición de humedad, se genera el hongo denominado Histoplasma capsulatum, que puede afectar las vías respiratorias de las personas asmáticas por las esporas de ese hongo cuando penetra desde los acondicionadores de aire donde ellas se posan”, explicó García.
Tomando en cuenta que la Ley de Cacería 11-2011 prohíbe su caza y envenenamiento, García recomienda a las personas que quieren alejarlas de su entono que eliminen los comederos y fuentes de agua.
Sugirió establecer sistemas de pinchos, estructuras plásticas que se colocan en las ventanas y lugares donde estas posan o colocar líneas de naylon muy finas, especial para que pierdan la estabilidad y emprendan el vuelo enseguida.
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