El 28 de julio de 1844, el arzobispo Tomás Portes e Infante emitió una carta pastoral excluyendo del cristianismo a los duartianos y apoyando a Santana
RAFAEL ALONSO RIJO
Forjar la Patria le costó a Juan Pablo Duarte no solo morir en la pobreza y desterrado en tierra venezolana, también la excomunión de la Iglesia católica, que no solamente se manifestó contra el sector liberal de los trinitarios y se alió a los conservadores en la lucha independentista, sino que apoyó la anexión a España promovida por el general Pedro Santana.
Los conflictos de Duarte con la Iglesia devinieron por su determinación de que la Patria fuera libre e independiente, no solo del invasor haitiano, sino de toda potencia extranjera, como las europeas, a las que el clero le servía y a cuyo redil añoraba volver. También por su relación con la Masonería, cuyo modelo organizativo -de tres en tres- adoptó en La Trinitaria, así como el carácter secreto y el sentido de lealtad.
Sin embargo, la Iglesia tenía razones para apoyar la causa de la independencia: las tropas haitianas la había despojado de sus riquezas.
Una vez lograda la expulsión de los haitianos, la Iglesia tomó partido abiertamente con el sector conservador e hizo los más ingentes esfuerzos para que los liberales de La Trinitaria quedaran excluidos del poder.
Y una de las razones para oponerse a Duarte fue su relación con la Masonería, con quienes se alió en su afán por construir la Patria, dogma del que tenía grandes conocimientos y por el que profesaba fe y admiración.
La Iglesia contra Duarte
Uno de los principales aliados del general Pedro Santana lo fue el arzobispo Tomás Portes. Esta alianza quedó manifiesta al presentarse las elecciones para escoger el primer gobierno de la naciente República.
El 28 de julio de 1844, el arzobispo Portes e Infante emitió una carta pastoral en la que excomulgaba a los duartianos y a todo el que votara en contra de Santana.
“Solo Dios puede consolar nuestras penas, solo ese grandísimo Dios, ese Dios de dioses de toda consolación, es el único que sabe hablar al corazón: por consiguiente él os dice por órgano de mi débil voz, pero embajador de su hijo preciosísimo, que os mantengáis en tranquilidad, que no abuséis de su misericordia y advertid que él es muy celoso de su honor y de su gloria y ya vosotros estáis comprometidos, y por supuesto se dará por ofendido si no obedecéis los mandatos y órdenes tanto del general de división y jefe supremo Santana como los de la Junta Central Gubernativa, para lo cual os conminamos con excomunión mayor, a cualquier clase de persona que se mezclase en transformar las disposiciones de nuestro sabio Gobierno y del bien social”, dice la carta.
Indudablemente que la carta pastoral de Portes e Infante contribuyó al triunfo de Santana y a la posterior anexión de la patria a España.
El mismo arzobispo instigó desde el púlpito contra el sector liberal de los trinitarios, alentó la persecución contra los masones que apoyaron la independencia y fue partidario del destierro a Venezuela de toda la familia de Juan Pablo Duarte y sus más cercanos colaboradores.
La excomunión
La Iglesia, de manos de Portes e Infante, se opuso a la independencia de la Patria, para lo cual utilizó el más temido de los castigos de fe: la excomunión, que es la expulsión, permanente o temporal, de una persona de una confesión religiosa, y en el caso de la excomunión mayor, implica una ruptura con los vínculos que unen al creyente a Cristo por medio de la Iglesia.
Desde los inicios de la Masonería, la Iglesia ha condenado en más de 200 documentos este movimiento, al que considera una traición y una apostasía.
En la Constitución Apostólica “In Eminenti”, del 28 de abril de 1738, el Papa Clemente XII expresa: “Las condenamos y las prohibimos por medio de esta Constitución, la cual será considerada válida para siempre. ‘Recomendamos a los fieles abstenerse de relacionarse con dichas sociedades...para evitar la excomunión, que será la sanción impuesta a todos aquellos que la contravinieren”. l
La Trinitaria misma es una expresión masónica
Aunque confiesa no estar seguro de la filiación masónica de Juan Pablo Duarte, el historiador Jorge Tena Reyes sí está convencido de que el patricio tuvo una gran influencia de ese movimiento.
Así se expresó al participar como invitado del programa Yola Yelow, que por CDN Canal 37 produce los sábados Luis Martín Gómez y que este mes se dedica al padre de la Patria.
Tena Reyes observa que hay autores que en sus biografías sobre Duarte no hacen mención de su condición masónica, aunque sí es recurrente señalar el hecho de que a su regreso a la Patria fue recibido por los masones criollos, quienes lo acogieron y ofrecieron su respaldo.
A su juicio, esto fue posible por el hecho de que cuando Duarte llegó a España, ya para 1830, ese movimiento estaba muy en boga en esa nación. “La Masonería en España era una expresión política liberal y una reacción a los reyes de España”, dijo Tena Reyes. Sostiene que La Trinitaria fue a República Dominicana lo que fue la Masonería a la España de entonces.
“Toda la estructura política y toda la concepción de La Trinitaria es puramente masónica. La constitución misma de La Trinitaria es masónica: la trilogía, la forma de organizarse, por eso creo que de la Masonería Duarte acogió la parte política, la parte liberal, pero no la Masonería histórica”.
Al hacer dicha afirmación, recuerda que Juan Pablo Duarte fue católico creyente, y que tenía un gran conocimiento bíblico. Dicha fe católica la expresó al adoptar el lema de “Dios, Patria y Libertad”.
Tena Reyes asegura que eran tan vastos los conocimientos de Duarte sobre el cristianismo que al llegar a Venezuela fue invitado a que fuera sacerdote.
RAFAEL ALONSO RIJO
Forjar la Patria le costó a Juan Pablo Duarte no solo morir en la pobreza y desterrado en tierra venezolana, también la excomunión de la Iglesia católica, que no solamente se manifestó contra el sector liberal de los trinitarios y se alió a los conservadores en la lucha independentista, sino que apoyó la anexión a España promovida por el general Pedro Santana.
Los conflictos de Duarte con la Iglesia devinieron por su determinación de que la Patria fuera libre e independiente, no solo del invasor haitiano, sino de toda potencia extranjera, como las europeas, a las que el clero le servía y a cuyo redil añoraba volver. También por su relación con la Masonería, cuyo modelo organizativo -de tres en tres- adoptó en La Trinitaria, así como el carácter secreto y el sentido de lealtad.
Sin embargo, la Iglesia tenía razones para apoyar la causa de la independencia: las tropas haitianas la había despojado de sus riquezas.
Una vez lograda la expulsión de los haitianos, la Iglesia tomó partido abiertamente con el sector conservador e hizo los más ingentes esfuerzos para que los liberales de La Trinitaria quedaran excluidos del poder.
Y una de las razones para oponerse a Duarte fue su relación con la Masonería, con quienes se alió en su afán por construir la Patria, dogma del que tenía grandes conocimientos y por el que profesaba fe y admiración.
La Iglesia contra Duarte
Uno de los principales aliados del general Pedro Santana lo fue el arzobispo Tomás Portes. Esta alianza quedó manifiesta al presentarse las elecciones para escoger el primer gobierno de la naciente República.
El 28 de julio de 1844, el arzobispo Portes e Infante emitió una carta pastoral en la que excomulgaba a los duartianos y a todo el que votara en contra de Santana.
“Solo Dios puede consolar nuestras penas, solo ese grandísimo Dios, ese Dios de dioses de toda consolación, es el único que sabe hablar al corazón: por consiguiente él os dice por órgano de mi débil voz, pero embajador de su hijo preciosísimo, que os mantengáis en tranquilidad, que no abuséis de su misericordia y advertid que él es muy celoso de su honor y de su gloria y ya vosotros estáis comprometidos, y por supuesto se dará por ofendido si no obedecéis los mandatos y órdenes tanto del general de división y jefe supremo Santana como los de la Junta Central Gubernativa, para lo cual os conminamos con excomunión mayor, a cualquier clase de persona que se mezclase en transformar las disposiciones de nuestro sabio Gobierno y del bien social”, dice la carta.
Indudablemente que la carta pastoral de Portes e Infante contribuyó al triunfo de Santana y a la posterior anexión de la patria a España.
El mismo arzobispo instigó desde el púlpito contra el sector liberal de los trinitarios, alentó la persecución contra los masones que apoyaron la independencia y fue partidario del destierro a Venezuela de toda la familia de Juan Pablo Duarte y sus más cercanos colaboradores.
La excomunión
La Iglesia, de manos de Portes e Infante, se opuso a la independencia de la Patria, para lo cual utilizó el más temido de los castigos de fe: la excomunión, que es la expulsión, permanente o temporal, de una persona de una confesión religiosa, y en el caso de la excomunión mayor, implica una ruptura con los vínculos que unen al creyente a Cristo por medio de la Iglesia.
Desde los inicios de la Masonería, la Iglesia ha condenado en más de 200 documentos este movimiento, al que considera una traición y una apostasía.
En la Constitución Apostólica “In Eminenti”, del 28 de abril de 1738, el Papa Clemente XII expresa: “Las condenamos y las prohibimos por medio de esta Constitución, la cual será considerada válida para siempre. ‘Recomendamos a los fieles abstenerse de relacionarse con dichas sociedades...para evitar la excomunión, que será la sanción impuesta a todos aquellos que la contravinieren”. l
La Trinitaria misma es una expresión masónica
Aunque confiesa no estar seguro de la filiación masónica de Juan Pablo Duarte, el historiador Jorge Tena Reyes sí está convencido de que el patricio tuvo una gran influencia de ese movimiento.
Así se expresó al participar como invitado del programa Yola Yelow, que por CDN Canal 37 produce los sábados Luis Martín Gómez y que este mes se dedica al padre de la Patria.
Tena Reyes observa que hay autores que en sus biografías sobre Duarte no hacen mención de su condición masónica, aunque sí es recurrente señalar el hecho de que a su regreso a la Patria fue recibido por los masones criollos, quienes lo acogieron y ofrecieron su respaldo.
A su juicio, esto fue posible por el hecho de que cuando Duarte llegó a España, ya para 1830, ese movimiento estaba muy en boga en esa nación. “La Masonería en España era una expresión política liberal y una reacción a los reyes de España”, dijo Tena Reyes. Sostiene que La Trinitaria fue a República Dominicana lo que fue la Masonería a la España de entonces.
“Toda la estructura política y toda la concepción de La Trinitaria es puramente masónica. La constitución misma de La Trinitaria es masónica: la trilogía, la forma de organizarse, por eso creo que de la Masonería Duarte acogió la parte política, la parte liberal, pero no la Masonería histórica”.
Al hacer dicha afirmación, recuerda que Juan Pablo Duarte fue católico creyente, y que tenía un gran conocimiento bíblico. Dicha fe católica la expresó al adoptar el lema de “Dios, Patria y Libertad”.
Tena Reyes asegura que eran tan vastos los conocimientos de Duarte sobre el cristianismo que al llegar a Venezuela fue invitado a que fuera sacerdote.
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